Sr. Director:

En nuestro país la longevidad se ha mantenido en aumento sostenido desde hace años. En rigor, desde hace un siglo se ha triplicado la esperanza de vida. Y los antecedentes demográficos reflejan cómo la mayoría de las personas en edad avanzada son mujeres. La esperanza de vida es de 82,1 años para las mujeres; para los hombres es de 77,3.

No debemos olvidar que en la realidad chilena, ellas, en una proporción muy significativa, han dedicado gran parte de su vida a un trabajo no remunerado, incluyendo el servicio al hogar y la familia. Varios estudios han indicado que más de un tercio de las mujeres mayores se vuelcan al cuidado de otros. Son, en ese sentido, un referente de generosidad y sacrificio que merece nuestro respeto y consideración. Sin embargo, aunque sean ejemplo de valor y resiliencia, son también personas que requieren una mayor atención de parte del resto de la sociedad: tienen índices de depresión y de ansiedad más altos que los observados en los hombres, y la discapacidad y la dependencia también son más frecuentes entre ellas. Hay aquí una tarea relevante, insuficientemente abordada por nuestras instituciones públicas.

Juan A. Reyes D.