Notas sobre las preguntas

El lenguaje y la pregunta son tales porque pueden ser no entendidos y no respondidas.

1. Las preguntas constituyen un espacio donde encontramos el comienzo. Maurice Blanchot en su texto sobre Kafka dice que la literatura comienza a ser tal cuando se transforma en pregunta. El comienzo está sostenido por una indagatoria. Así lo muestra la ciencia o Aristóteles cuando al comienzo de su Metafísica dice que todo hombre por naturaleza quiere saber. Y para saber hay que preguntar.

2. Las preguntas son nuestro modo de constituirnos en seres humanos. Remedios Zafra habla del ser transformado en pregunta y de fabricar buenas preguntas. Por lo tanto, si las preguntas están en la base originaria del ser humano (nuevamente el quiebre como comienzo) el ser humano está hecho de incompletitud. Hay vacíos y quiebres por (intentar) completar a través de la cuestión abierta.

3. El libro del Génesis, en sus primeros capítulos, muestra cómo la pregunta tiene que ver con una escisión. Al comienzo del capítulo 3 la serpiente lanza la primera pregunta que, narrativamente, los lectores encontramos en el texto (Gn 3,1). La pregunta por la serpiente afecta a un elemento igualmente característico del ser humano: la alimentación. Se pregunta por el comer, por qué comer y por qué no comer. La comida y la pregunta están en el marco de lo no comprendido o del quiebre.

4. Para Walter Benjamin el comienzo del lenguaje propiamente humano, que es el lenguaje de la traducción, aparece luego de la expulsión del paraíso, expulsión que está contenida en el capítulo en donde emerge la primera pregunta de todo el relato originario. La traducción, dice Benjamin, es el intento del ser humano de recuperar un lenguaje perdido, un lenguaje que se habló en el Edén pero que ahora el ser humano ya no tiene. La condición lingüística de la creatura que se manifiesta en la formulación de las preguntas y en la búsqueda del sentido de las cosas, y por encontrarse fuera del espacio originario, se debe contentar con la traducción, es decir, con la limitación. La traducción para Benjamin es un espacio que da cuenta de lo no totalmente contenible, de un decir ausente, de un resto, diría Derrida. Al preguntar intentamos formular y construir un espacio de obtención de respuestas, intento que puede no completarse. Es el espacio de expulsión.

El comienzo del lenguaje propiamente humano, que es el lenguaje de la traducción, aparece luego de la expulsión del paraíso, expulsión que está contenida en el capítulo en donde emerge la primera pregunta de todo el relato originario.

5. Jacques Derrida en unas entrevistas contenidas en su libro ¡Palabra!, escribe que si el sujeto que lanza una pregunta a otro sujeto no llevase como posibilidad que esa pregunta o esa palabra puede no ser respondida en ese momento, se acaba todo ejercicio de lo humano. El lenguaje y la pregunta son tales porque pueden ser no entendidos y no respondidas. Existen, con ello, experiencias que dan cuenta de la privación de respuestas. Los gritos, protestas y zozobras ante la muerte, la crisis, la guerra y la catástrofe son los límites en donde la respuesta se quiebra porque la pregunta emerge con toda su potencia impotente. Como dice Marguerite Duras: “un libro abierto también es la noche”.

6. Hay que aprender a abrazar la pregunta imposible, la pregunta del acontecimiento, la pregunta que se transforma en acontecimiento. El acontecimiento, dice Marguerite Duras, tiene más de lo que muestra, es un exceso de sentido, una potencia que no puede ser apagada. La pregunta activa la búsqueda de lo que continúa latiendo en la historia. Sin preguntas no hay búsquedas y sin búsquedas no hay humanidad. Pregunta, búsqueda y humanidad son el triángulo por-comprender.


Imagen: Pexels.

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