¡Nuestra fe y la Patria nos exigen estar a la altura!

El presidente de la Conferencia Episcopal de Chile reflexionó sobre el acuerdo del Tribunal Constitucional que permite despenalizar el aborto en Chile. “La vida amenazada nos pide una respuesta concreta. Ya no bastan lamentos y análisis, sino cercanía efectiva, como el samaritano con el herido a orillas del camino”.

Dios tiene sus caminos. Nos corresponde seguir descubriéndolos ahora en esta nueva etapa que nos toca vivir una vez aprobada la despenalización del aborto en tres causales.

Está claro que nuestro compromiso es siempre por la vida y las personas en situación más desfavorecida, nuestros hermanos más débiles, los que el Papa Francisco llama “los descartables”.

A partir de ahora, la Iglesia multiplicará sus esfuerzos para ofrecer, acogiendo la buena voluntad y disposición de tantas personas e instituciones, una sólida estructura que permita acoger a las mujeres con embarazos de riesgo, en situaciones límite y a aquellas que decidan abortar.

Hoy más que nunca tenemos que mostrar la dimensión humanizadora del anuncio de Jesucristo. Él es el Hombre nuevo y perfecto que no solo se nos revela como modelo de lo que estamos llamados a ser, sino que es también la fuente para serlo.

Todo ser concebido en el seno materno tiene el derecho de ser persona y de vivir la alegría de serlo. Toda persona acongojada por dudas, incertidumbres, pérdidas o culpas, tiene derecho a contar con una palabra iluminadora, con una mano amiga y solidaria que le ayude a discernir, a levantarse y a seguir viviendo con renovada esperanza. ¡Sí, se puede, porque Dios es un Padre misericordioso, pleno de vida nueva!

Así como la primera Iglesia, la de los tiempos del naciente cristianismo, no tardaba en organizarse cuando se amenazaba la vida de las personas a causa de la guerra o la peste o el hambre, así también hoy, a partir de nuestra certeza de que la vida es un don de Dios que hay que proteger en toda circunstancia, nos organizaremos para dar atención a quien lo necesite, invitando a optar por la vida y acompañando a madres y familias en esta decisión. La vida amenazada nos pide una respuesta concreta. Ya no bastan lamentos y análisis, sino cercanía efectiva, como el samaritano con el herido a orillas del camino. ¡Nuestra fe y la Patria nos exigen estar a la altura!

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Fuente: www.iglesia.cl

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