Once mil millones de dólares menos para proyectos de cooperación y ayuda humanitaria a los países más pobres y las previsiones para el año en curso son de un nuevo descenso de los fondos para el desarrollo. Para Francesco Petrelli, del Oxfam – Italia, «los países ricos han traicionado sus promesas de ayuda y van camino de incumplir los compromisos internacionales adquiridos en la Agenda 2030».
En el 2024, la ayuda oficial al desarrollo (AOD) de los países ricos se redujo en un 7,1%, lo que supone un recorte de más de 11.000 millones de dólares, privando sobre todo a los países más pobres —plagados por guerras, hambrunas y el impacto del caos climático— de recursos clave para garantizar bienes y servicios esenciales como la sanidad, la educación y la seguridad alimentaria a cientos de millones de personas.
Los datos del Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE (la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) referidos a 2024 son alarmantes: «La financiación mundial de la ayuda ha pasado del 0,37% al 0,33% en relación con la renta nacional agregada de los países de la OCDE —explica Francesco Petrelli, portavoz y asesor político sobre financiación del desarrollo del Oxfam – Italia, el Comité de Oxford de Ayuda contra el Hambre—. Los países ricos han traicionado sus promesas de ayuda y van camino de no respetar los compromisos internacionales adquiridos».
Firmada el 25 de septiembre del 2015 por los gobiernos de los ciento noventa y tres Estados miembros de las Naciones Unidas y aprobada por la Asamblea General de la ONU, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible consta de diecisiete Objetivos que deben alcanzarse antes del 2030, entre ellos el de destinar el 0,70% del PIB a la cooperación al desarrollo.
«En el punto en que nos encontramos, el objetivo del 0,70 puede olvidarse —afirma Petrelli— porque el problema hoy es cómo gestionar la situación con este colapso de recursos que se avecina en el 2025. Ya nos enfrentamos a una situación dramática para algunos países en términos de cierre de clínicas, de interrupción de los ciclos de vacunación de mujeres y niños, y en términos de apoyo a la investigación para luchar contra las pandemias».
«El problema hoy es cómo gestionar la situación con este colapso de recursos que se avecina en el 2025…»
«La Agencia de las Naciones Unidas que lucha contra el Sida calcula que la cancelación de la financiación en este ámbito podría causar seis millones y medio de muertes de aquí al 2029, es decir, millones de personas cuyas vidas corren peligro de aquí a tres años».
Las cifras certificadas por la OCDE, sin embargo, se refieren a la caída de la ayuda oficial en el 2024, pero el Oxfam también señala que los recortes de ayuda para las emergencias humanitarias más graves aumentarán significativamente en el 2025 debido a la cancelación de la ayuda de la UsAid, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional. Según las primeras estimaciones de la OCDE, la caída de la ayuda oficial mundial en el año en curso podría situarse entre el 9% y el 17% el próximo 2026.
«Hasta la fecha, Estados Unidos ha sido el mayor donante del mundo, cubriendo alrededor del 30% de la Ayuda pública al desarrollo mundial —añade Francesco Petrelli— pero los efectos de la cancelación de la ayuda UsAid, en los primeros meses de la administración Trump, aunque aún no son totalmente previsibles, podrían tener efectos devastadores para millones de personas, produciendo crisis e inestabilidad».
Solo hay que pensar en la alarma lanzada recientemente por ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, sobre la dificultad de ayudar a la población que huye de los conflictos en la República Democrática del Congo o Sudán, que viven actualmente la crisis humanitaria más grave del mundo y una emergencia de refugiados que afecta a gran parte de África Oriental. Para este año, por ejemplo, ya se han cancelado sesenta y cuatro millones de dólares de ayuda para Sudán del Sur y Chad. Dos de los países más pobres del mundo, que están acogiendo a millones de refugiados sudaneses.
«Asistir pasivamente o incluso compartir esta visión política de la reducción de la ayuda —afirma Petrelli del Oxfam – Italia— es indicativo de una grave miopía por parte de los Estados más ricos, ya que corre el riesgo de generar un verdadero cortocircuito que inevitablemente se reflejará en Europa y en todo el llamado norte global».
Fuente: www.vaticannews.va/es / Imagen: Pexels.