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El cardenal celebró la misa de la 61ª Jornada Mundial de África en Santa Maria Maggiore, en presencia de numerosos embajadores y sacerdotes africanos. Ante los medios de comunicación vaticanos, el secretario de Estado afirmó que el continente tiene la posibilidad y los recursos para afrontar los desafíos pero “hay que poner en primer lugar a las personas y su bienestar. Si se ponen otros intereses materiales entonces ciertamente se sacrifica a la gente y no hay posibilidad de paz”.
Un “momento de alegría” con una implicación también “personal”. Así describió el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, a los medios de comunicación vaticanos la celebración eucarística presidida la tarde del 27 de mayo en la basílica de Santa María la Mayor con ocasión de la 61ª Jornada de África. Estaban presentes los embajadores del Grupo Africano ante la Santa Sede, las misiones diplomáticas africanas residentes acreditadas ante la República Italiana y las Representaciones Permanentes africanas acreditadas ante las Naciones Unidas, FAO/PMA/FIDA. También participaron prelados africanos de la Curia Romana y sacerdotes africanos en Italia.
La misa conmemoró al primer embajador africano ante la Santa Sede, el marqués Antonio Manuel N’Vunda, que fue enterrado en la cripta de la basílica liberiana en enero de 1608. Antes de la liturgia, se depositaron dos coronas de flores sobre la tumba del Papa Pablo V, en la Capilla Paulina, y sobre la tumba de N’Vunda, respectivamente.
En su homilía, el cardenal Parolin citó las palabras sobre África de Benedicto XVI y, aún antes, de Juan Pablo II en Ecclesia in Africa, así los desafíos, dificultades y “contrastes” del continente, pero también los aspectos de esperanza. “Tiene un aspecto personal para mí esta celebración porque me siento cercano a África, he podido visitar muchos países en los últimos años y luego tener contacto tanto con la Iglesia como con los gobiernos y las autoridades”, declaró el cardenal a Radio Vaticano – Vatican News al final de la celebración. “Para mí es un momento de alegría estar aquí y compartir la alegría y la oración”.
“Yo —añadió el secretario de Estado— creo que África debe salir adelante por sí misma, tiene las fuerzas, tiene los recursos, tiene las riquezas de todo tipo, pero también necesita amigos sinceros de la comunidad internacional que trabajen por los pueblos, por la gente, por la paz, la reconciliación y el desarrollo del continente”. El apoyo de la comunidad internacional, subraya Parolin, es necesario porque el continente “se encuentra en situaciones muy difíciles” y en medio de muchos “conflictos muy sangrientos que hacen sufrir a mucha gente. Basta pensar en el este del Congo…”. No obstante, el cardenal dice estar convencido de que “hay una posibilidad de salir, pero el principio es siempre el mismo: hay que poner en primer lugar a las personas y su bienestar, si se ponen otros intereses materiales entonces ciertamente se sacrifica a las personas y no hay posibilidad de paz”. “Si, por el contrario, hay justicia, hay acceso de todos a las riquezas, incluso materiales —y esta es la tarea tanto de las autoridades locales como de la comunidad internacional—, entonces podemos mejorar”.
“África debe salir adelante por sí misma, tiene las fuerzas, tiene los recursos, tiene las riquezas de todo tipo, pero también necesita amigos sinceros de la comunidad internacional que trabajen por los pueblos, por la gente, por la paz, la reconciliación y el desarrollo del continente”.
Por su parte, “la Santa Sede ayuda a nivel de la Iglesia africana, porque somos una sola familia, y también a través de las Nunciaturas y del interés directo del Papa por África”. “Donde podemos —asegura Parolin—, intentamos echar una mano”.
Los pueblos del continente africano celebran el Día Mundial de África el 25 de mayo, porque en esa fecha se firmaron los acuerdos de la OUA en 1963, que simbolizan la lucha de todo el continente africano por la liberación, el desarrollo y el progreso económico y social, así como la promoción y explotación de la riqueza cultural de África. La fecha del 25 de mayo tiene un doble poder evocador: en el plano conmemorativo, recuerda los primeros momentos de la OUA; en el plano geopolítico e institucional, plantea constantemente interrogantes sobre la capacidad individual y colectiva de construir el África soñada por los padres fundadores. Por ello, este día se ha convertido en una tradición muy arraigada en todos los países africanos y es una oportunidad para que las misiones diplomáticas africanas acreditadas ante la Santa Sede organicen actos destinados a sensibilizar sobre el papel del continente en el mundo.
Fuente: www.vaticannews.va/es / Imagen: Pexels.
