Pelear con los vecinos mientras la casa está en llamas

El cambio climático incrementa la virulencia de fenómenos climáticos extremos como los huracanes. Es irracional hablar de guerra mientras esto ocurre.

No se me ocurre una mejor imagen para describir la sensación que genera en quien escribe el discurso del presidente de los Estados Unidos en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Un discurso centrado en los intereses de los Estados Unidos, en sus objetivos de política exterior: naciones fuertes que toman decisiones enérgicas. Pero el guion de la realidad ya está escrito y, por supuesto, no se discute. El gran villano es Corea del Norte. Le siguen en orden de aparición: Irán, que según Donald Trump es una amenaza nuclear —aunque de ello no hay evidencia y el país ha cumplido con el acuerdo firmado con cinco países, entre ellos los Estados Unidos— y desestabiliza la región; y el terrorismo internacional al que hay que destruir y perseguir a sus financiadores. Hubiera bastado que Trump buscara a los representantes de Arabia Saudita y Qatar para encontrar a sus financistas, o que realizara alguna investigación en operaciones realizadas por algunos sectores de la inteligencia de su país. Pero el empresario devenido presidente volvió a cargar contra el presidente de Siria, Assad, jefe de un “Gobierno criminal que gasea a sus niños”, aunque las investigaciones realizadas indican lo contrario.

Es decir, el líder de la mayor potencia mundial, dedicó su tiempo a indicar a los enemigos de la convivencia pacífica global, recurriendo a la mitología utilizada por su administración para imponer su discurso, puntualmente desmentido por los hechos. Fuera de la sede de las Naciones Unidas, la realidad indicaba en cambio dónde están los verdaderos desafíos planetarios: huracanes de increíble intensidad han causado destrozos en Texas y Florida y a lo largo del Caribe.

Si bien los huracanes son catástrofes naturales, en este caso están siendo potenciados por los efectos del cambio climático. Muchos científicos no dudan en sacar conclusiones: la temperatura más elevada de los mares aumenta la virulencia de estos fenómenos climáticos, de por sí extremos. Motivo por el cual, no solo aplicar, sino acelerar la aplicación del Acuerdo de París sobre la reducción de las emisiones de CO2, se está volviendo urgente.

El Nobel de Química, el mexicano Mario Molina, señala que los datos en manos de la ciencia ya no hablan de proyecciones a futuro, sino de efectos que se verifican en el presente.

Por ello, concentrar la atención mundial sobre una eventual guerra contra Corea del Norte y hablar de su destrucción, mientras el planeta está siendo amenazado a una escala inédita, parece una actitud irracional y peligrosamente irresponsable. La primera virtud de un líder es precisamente la capacidad de detectar los desafíos colectivos. Una virtud de la que el presidente norteamericano parece carecer por completo.

_______________________
Fuente: http://ciudadnueva.com.ar

ARTÍCULOS RELACIONADOS

logo

Suscríbete a Revista Mensaje y accede a todos nuestros contenidos

Shopping cart0
Aún no agregaste productos.
Seguir viendo
0