Sr. Director:
Todos los seres humanos somos sujetos de derechos y deberes, independientemente de nuestra edad, sexo, creencias o etnia. No obstante, sucede que la edad ha condicionado especialmente a las personas mayores en el ejercicio pleno de sus derechos. Así, desarrollar acciones que contribuyan a reivindicarlos se convierte en una tarea imprescindible, la cual no solo corresponde al Estado, sino que a la sociedad en su conjunto. Por cierto, las personas mayores no pueden quedar relegadas a ser espectadoras de estos procesos. Ellas deben adquirir un rol activo y protagónico que les permita movilizarse, individual y colectivamente, ejerciendo ciudadanía en condición de igualdad.
Una manera de favorecer esto es mediante la cooperación entre personas de diferentes generaciones en distintos espacios. Buscar solidaridad intergeneracional permite disminuir mitos, prejuicios y estereotipos asociados a la edad; generar instancias de transferencia de conocimientos y experiencias entre distintas generaciones; favorecer la creación de colaboración social, confianza y apoyo mutuo; y generar comunidades y sociedades con mayor pertenencia e integración. El Programa Voluntariado País de Mayores (de SENAMA) es una iniciativa ejemplo de solidaridad que busca promover la integración social y las relaciones intergeneracionales de personas mayores y niños y niñas de familias en situación de vulnerabilidad del Sistema de Protección Social.
Una segunda opción está en la participación social de las personas mayores en organizaciones sociales, pues esta es un factor que protege y promueve la salud tanto mental como física. Además, puede representar un importante motor de empoderamiento y concientización de sus derechos. Un ejemplo poco conocido lo constituyen los Consejos de Residentes, que pueden conformarse al interior de los Establecimientos de Larga Estadía para Adultos Mayores y que promueven los derechos y la participación en el funcionamiento de las residencias.
Promover los derechos de las personas mayores y prevenir el maltrato nos debe involucrar a todos y todas. En este llamado a la corresponsabilidad hay cuatro tareas básicas: eliminar todas las actitudes e interacciones que infantilicen, sobreprotejan o fragilicen a las personas mayores, lo cual incluye el uso adecuado del lenguaje; la promoción de la autonomía, independencia y la capacidad de las personas mayores para decidir; la información en las instituciones competentes cuando exista una sospecha de vulneración de derechos, y la promoción de la colaboración entre todas las edades.
Paula Medina Arellano
Trabajadora social, Proyecto Por un Bien Mayor