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Una travesía que comenzó para los menores el 1 de mayo, cuando la aeronave que cumplía la ruta Araracuara – San José del Guaviare cayó en la vereda Palmarosa.
Aparecieron los cuatro niños que se perdieron en la selva entre Caquetá y Guaviare, sur de Colombia, cuando el avión en el que se trasladaban presentó una falla y cayó en una zona aledaña al río Apaporis.
Toda Colombia estuvo en vilo siguiendo de cerca las operaciones que desde el 1 de mayo —y por 40 días— estuvieron realizando el Ejército, la Policía, comunidades indígenas y grupos de recastistas para por fin este 9 de junio encontrar a Lesly Mucutuy (13 años), Soleiny Mucutuy (9 años), Tien Noriel Ronoque Mucutuy (4 años) y Cristin Neriman Ranoque Mucutuy (11 meses).
Monseñor Luis José Rueda, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, celebró el hallazgo: “Que sea un momento para pensar en la vida, para agradecerle al Dios de la misericordia que llena la tierra y a todas aquellas personas que hicieron posible la búsqueda”.
El prelado agradeció a “la fuerza militar, a la policía, a los indígenas, a los campesinos y a todos aquellos que de una u otra manera colaboraron con oración con trabajo efectivo para que se lograra el hallazgo de los niños”.
Justamente el Primado de Colombia ha estado muy atento al desarrollo de los acontecimientos, inclusive, convocó hace algunas semanas a una campaña de oración en sus 76 jurisdicciones por el pronto regreso de los cuatro niños.
El Primado de Colombia ha estado muy atento al desarrollo de los acontecimientos, inclusive, convocó hace algunas semanas a una campaña de oración en sus 76 jurisdicciones.
Una travesía que comenzó para los menores el 1 de mayo, cuando la aeronave tipo Cessna 206 de matrícula HK 2803 que cumplía la ruta Araracuara – San José del Guaviare, cayó en la vereda Palmarosa, en zona rural del municipio de Solano, departamento de Caquetá.
Se encontraron los cuerpos de Magdalena Mucutuy Valencia, madre de los menores, Hernando Murcia Morales, piloto de la avioneta y Herman Mendoza Hernández, un pasajero.
Por ello, monseñor Rueda califica este hallazgo como “un verdadero milagro de la vida, es un milagro de la vida y agradecemos al Señor. Es un signo para toda Colombia para que luchemos, defendamos la vida en todas sus etapas desde el vientre materno hasta la muerte natural”.
“Colombia sea un país que defiende la vida, la dignidad de los niños, el cuidado de todos. Que el Señor bendiga esta obra maravillosa y llena de esperanza en nuestro país”, acotó.
Fuente: https://adn.celam.org / Imagen: ADN CELAM.
