El día a día de tantas personas que vibran con la evangelización hasta el punto de no poder entender su vida y su actividad sin ella, y que por ello sufren cuando se la ve relegada a un segundo, tercer o último plano.
No me refiero a aquellos del Reino de los Cielos de los que habla Jesús. Sino más bien de todas aquellas situaciones en las que la pastoral es la primera en los papeles, pero luego, en la realidad es la última.
Esas veces en las que se contraprograma un acto organizado por la pastoral con otro de otro tipo que, o bien despierta más interés entre los destinatarios, o bien tiene consecuencias para sus estudios, media o currículum.
Ocasiones en las que se dota de madurez a los jóvenes para elegir entre si quieren ir a misa o a orar o prefieren dedicar ese tiempo al patio o a estudiar. Porque ¡cómo vamos a obligarles a ir a misa si no les interesa! (Pero no les preguntamos si quieren asistir o no a una conferencia, porque eso es otra cosa).
Ocasiones en las que se dota de madurez a los jóvenes para elegir entre si quieren ir a misa o a orar o prefieren dedicar ese tiempo al patio o a estudiar. Porque ¡cómo vamos a obligarles a ir a misa si no les interesa!
O las franjas horarias que están teóricamente reservadas (o blindadas) para actividades pastorales y, día tras día se ocupan por otras actividades que en teoría son excepcionales, pero se vuelven habituales. De hecho, a veces, estos eventos son organizados por los propios jóvenes sin que se les impida hacerlo con la excusa de que si se lo prohibimos van a boicotear y odiar la pastoral.
Estas y otras muchas situaciones van poco a poco dando un mensaje que cala: que la pastoral es la primera en los papeles e idearios (aunque a veces… ni siquiera), pero la última en la realidad. Una tensión pastoral con la que no es fácil de lidiar ni de vivir, pero que es el día a día de tantas personas que vibran con la evangelización hasta el punto de no poder entender su vida y su actividad sin ella, y que por ello sufren cuando se la ve relegada a un segundo, tercer o último plano.
Fuente: https://pastoralsj.org / Imagen: Pexels.