Randa es una valiente mujer que se ha enfrentado a todo tipo de obstáculos. Durante años, ha visto y padecido el hambre, las privaciones, los bombardeos y el sufrimiento, la destrucción y la muerte. Randa, sin embargo, no es de las que se rinden. Tiene un espíritu indómito.
Hoy, esta refugiada siria, desde su nuevo hogar en Baalbek, Líbano, quiere que los niños del mundo escuchen su historia. Su historia, escrita en árabe, es directa y está ilustrada con sus propios dibujos. En la presentación de su libro en el Centro de Educación Social del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) en Baalbek, el 11 de abril de 2017, Randa estaba sonriente. “¡Hoy es el día más feliz de mi vida!”, exclamó.
La presentación del libro se enmarcó en una ceremonia de graduación en la que 53 mujeres recibieron sus certificados, tras completar con éxito los cursos del JRS de inglés, alfabetización informática y cosmética. Si bien la mayoría de las graduadas eran refugiadas sirias, algunas formaban parte de la comunidad libanesa. Lo que es una importante intervención para promover una sociedad más inclusiva. Algunas de las graduadas hablaron del impacto que el curso había tenido en sus vidas: la sensación de pertenencia que habían experimentado en el centro del JRS y la transformación general que allí habían vivido.
Randa compartió con la audiencia las razones que la habían impulsado a escribir esta narración. Arragheef Alyabes, que significa pan seco, se lee como un cuento de hadas. En realidad, es la historia del sufrimiento y las privaciones por las que ella y su familia, así como otros muchos sirios, han pasado. A veces, mientras lo escribía, primero les leía el texto a sus dos hijos pequeños, Akram y Hamza, de 12 y 6 años, respectivamente, a quienes adora.
Escribiendo una historia “para niños”, Randa quiere que la infancia sea consciente del dolor del hambre, de lo que significa ser una persona desplazada que desesperadamente huye a un lugar más seguro pero que a menudo no tiene adónde ir. Confía en que su historia inspirará a muchos niños: les ayudará a darse cuenta de que la alimentación es un derecho básico para todos y que deben reclamarlo; les ayudará a preocuparse y compartir con los demás, a acoger y aceptar al forastero. Esta “historia para niños” tiene un mensaje que todos deben leer.
Mientras habla de su libro, un sinfín de recuerdos dolorosos la abruman: la muerte de su hermana más pequeña al nacer; cómo sus sobrinas y sobrinos tuvieron que sobrevivir con ‘comida de gato’; cómo el hambre puede destruir el espíritu de cualquier persona…
“Para una persona hambrienta, dice, incluso el ‘pan seco’ significa supervivencia, significa esperanza, y puede dar una nueva vida”. Para Randa, tener algo que comer es un derecho básico de todos los seres humanos y la guerra priva a la gente de este derecho.
Randa es también una artista multifacética. Ha ilustrado su historia con más de una docena de dibujos de llamativos colores. Las imágenes capturan el estado de ánimo y el curso de su historia. Ella está feliz de mostrarnos algunos de sus dibujos y pinturas que decoran el Centro Social del JRS. Randa también creó un regalo especial para el JRS: un hermoso plato de cerámica decorado y una mochila, como expresión de gratitud.
Desde hace más de un año, Randa se ha asociado con el JRS, al que agradece el sentido y la identidad que le ha dado. Está feliz porque ha terminado con éxito tanto el curso de informática como el de inglés. Esto pudo hacerlo, en gran parte, porque sus hijos recibieron la atención necesaria y el asesoramiento académico que ofrece el JRS.
Para Randa, la vida ha sido un viaje largo y difícil desde Al-Zabadani en Siria. Nada El Myr, directora del proyecto del JRS en Baalbek, se hace eco de los sentimientos de muchas: “Randa simboliza para todas nosotras la fuerza y la esperanza. Ella es un gran ejemplo de mujer que alcanza sus objetivos a pesar de todas las dificultades y sufrimientos. Es alguien que está ayudando a hacer de este mundo un lugar mejor”.
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Fuente: http://es.jrs.net