Reino Unido: El cambio de sentirse como en casa

El Servicio Jesuita a Refugiados Reino Unido puso en marcha “At home” (En casa), programa de alojamiento que forma parte de un proyecto más amplio, el de “Comunidades de hospitalidad” del JRS Europa.

El hermano Bernard Elliot sj, que puso en marcha el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) Reino Unido, dijo en cierta ocasión que, cuando una persona comienza a sentirse como en su casa, “comienza a disfrutar de ser humano”. Al generar contextos en los que las personas se sienten seguras, estas pueden sentirse relajadas y comenzar a crecer y disfrutar de sus relaciones.

Esta cita me vuelve una y otra vez a la cabeza en particular porque, lamentablemente, muchas de las personas con las que trabajamos en nuestro centro en el este de Londres no pueden disfrutar de lo que la vida puede ofrecerles. Las personas con las que nos encontramos han quedado fuera de las ayudas públicas, incluidas las destinadas a alimentos y vivienda. Suelen pasar los días preocupados por su próxima audiencia de apelación, decepcionados por sus solicitudes de asilo rechazadas y, para muchos, bajo la ansiedad constante por dónde van a dormir esa noche.

Nuestro informe de enero de 2018, “Out in the Cold” (A la intemperie), descubrió que muchos de los refugiados con los que trabajamos vivían como personas sin hogar. El 62% de los participantes habían estado sin hogar y viviendo en la calle durante el último año; uno de cada cinco durante más de un mes, y un dato muy preocupante es que el 36% dijo no sentirse físicamente seguro en su alojamiento. De ningún modo podemos aceptar que nadie se vea obligado a vivir una situación en la que sus opciones se limiten al riesgo de dormir en la calle o al de un alojamiento inseguro.

Para atender estas necesidades, el JRS Reino Unido puso en marcha “At home” (En casa), un programa de alojamiento que forma parte de un proyecto más amplio, el de “Comunidades de hospitalidad” del JRS Europa. “At Home” pone en contacto a anfitriones e invitados para dar un respiro a aquellas personas que han vivido en la calle o que sus condiciones de vida se han venido abajo y que no tienen a quién recurrir. Los anfitriones ofrecen generosamente su tiempo y abren sus hogares a los necesitados. Sin embargo, esta es una situación de reciprocidad, y hemos visto que tanto anfitriones como invitados se benefician enormemente de la experiencia.

En julio de 2018 celebramos una reunión de anfitriones, dedicando un tiempo a reflexionar en oración sobre lo que realmente significa la acogida para la persona. Dos de mis reflexiones favoritas de los anfitriones fueron: “Su experiencia de vida está más allá de nuestra experiencia”; y “nos mantiene conectados más allá de nuestro pequeño mundo”. En general, la sensación de los anfitriones fue lo gratificante de poder ayudar a otros.

Tal y como dijo el hermano Bernard, cuando una persona se siente como en casa, “la felicidad se abre camino, lo que a su vez le da el poder de perseverar, incluso cuando en lo material cuenta con lo mínimo”. Espero que nuestro programa de alojamiento ayude a nuestros amigos a encontrar el poder para perseverar y la fuerza para seguir adelante con sus casos de asilo, y que los generosos anfitriones continúen dando un momento de respiro a quienes lo necesitan.

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Fuente: http://es.jrs.net

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