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En cinco puntos y tres exhortaciones, la Red Eclesial Panamazónica dirigió un Manifiesto a los participantes en la Cumbre sobre el cambio climático que se realiza en Dubái: “Exigimos medidas concretas” y un “fondo internacional que permita la financiación climática”.
El llamado “pulmón del planeta” está en agonía, pero las acciones prometidas para su salvaguarda no se han concretizado mientras sigue siendo víctima de la explotación y la crisis climática. Nuevamente, ante el panel de participantes en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP28, que se desarrolla en Dubái, la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) presenta un manifiesto en el que pide, “de forma urgente”, la implementación de un Plan de Acción Integral de protección y defensa de la Panamazonía y, en particular, un compromiso serio detener la devastación y el colapso de la región.
“Exigimos medidas concretas y con monitoreo permanente para que se cumplan las promesas de financiación por las pérdidas y daños, acordadas en la COP27”, se lee en el documento que en cinco puntos describe la grave situación que enfrenta la Amazonía. “Urge —subraya la REPAM— un fondo internacional que permita la financiación climática” y que cuente con estrategias económicas innovadoras.
Desde su creación en 2014, la Red Eclesial ha puesto de manifiesto las problemáticas que más afligen a la región, ya sea a sus comunidades como al medioambiente. Sin embargo, “la situación en la Amazonía es cada vez más grave, acercándose a un punto de no retorno”, denuncia la organización católica, que recuerda que la “crisis climática y el colapso sistémico” provocados por las olas de calor, los incendios, la sequía de ríos y lagos, están aislando y dejando a miles de personas sin acceso al agua potable y a servicios de salud, educación y alimentación.
Desde su creación en 2014, la Red Eclesial ha puesto de manifiesto las problemáticas que más afligen a la región, ya sea a sus comunidades como al medioambiente. Sin embargo, “la situación en la Amazonía es cada vez más grave, acercándose a un punto de no retorno”.
En ese contexto, también denuncian los estragos causados por el “extractivismo, la deforestación acelerada, concesiones, hidrovías, proyectos de hidroeléctricas y carreteras que se implementan sin una consulta previa, libre e informada a los pueblos”. Por otra parte, la REPAM critica la tendencia a fomentar una agricultura de monocultivo que debilita la producción local y provoca la pérdida de la biodiversidad y de la soberanía alimentaria. A esto se suma el descontrolado desarrollo minero-energético en detrimento de áreas protegidas y territorios de comunidades locales y de pueblos indígenas.
Un punto doliente que presenta el manifiesto de la REPAM es la presencia del narcotráfico, los actores armados legales e ilegales que amenazan y asesinan a defensores de los derechos humanos y ambientales. Mientras otra preocupación latente es el aumento del feminicidio, la pérdida de perspectivas y los suicidios de los jóvenes.
Junto a la necesidad de medidas concretas y financiamiento, la REPAM advierte sobre la urgencia de detener “cuanto antes” la producción y el consumo de combustibles.
“Necesitamos mantener la Amazonía libre de la explotación de petróleo y gas, al tiempo que impedir la minería, que contamina y concentra las rentas”.
De allí la exhortación para la implementación de un plan de acción concreto e integral, así como el compromiso para proteger el ambiente y los pueblos que habitan la región y revertir la situación actual.
Fuente: www.vaticannews.va/es / Imagen: FreeImages.
