Una situación de conflicto, pobreza y epidemias pone de rodillas a la población del norte y sur de Kivu e insta a los obispos de la República Democrática del Congo a que hagan un llamamiento a las autoridades locales para que restablezcan el diálogo y les permitan brindar ayuda y protección a quienes están atrapados por el conflicto sobre el control del territorio.
La Conferencia Episcopal Nacional de la República Democrática del Congo (CENCO) firmó en Kinshasa un fuerte llamamiento ante la situación de violencia que se vive en Beni y en las tierras altas de Minembwe, en la región oriental, exactamente en el norte y el sur de Kivu. El texto lleva la firma de monseñor Marcel Utembi Tapa, obispo de Kisangani y presidente de CENCO.
LA PREOCUPACIÓN DE LA IGLESIA POR LA VIOLENCIA, LA POBREZA Y LOS DESPLAZAMIENTOS
Los obispos han expresado toda su preocupación por la situación socio-sanitaria en el este del país debido al resurgimiento de la violencia y los asesinatos. Los prelados hablan de grandes masas de personas desplazadas, de una población asustada y empobrecida, de la presencia casi permanente de grupos armados y de la propagación del virus del ébola. Dramáticas y dañinas —denuncian— son las consecuencias de conflictos recurrentes: casas y campos abandonados, asesinatos, interrupción de la asistencia escolar, epidemias, aumento de la inseguridad.
“Es inaceptable que durante décadas —escriben— la dignidad de las personas y la vida humana sea violada constantemente en un país donde las instituciones estatales y las organizaciones internacionales presentes deberían proteger a toda la población”. De ahí la solidaridad y la cercanía fraterna que monseñor Marcel Utembi Tapa expresa a título personal y de toda la Conferencia Episcopal, a los obispos de Butembo-Beni y Uvira, y a todas las familias que han perdido a sus seres queridos en estos conflictos.
UN TERRITORIO RICO Y DIVIDIDO
La situación que describen los obispos es dramática. En Beni, en la provincia de Kivu del Norte, la población sería víctima de represalias armadas por parte de los presuntos rebeldes ugandeses ADF-Nalu, a pesar de la presencia y las operaciones iniciadas por las fuerzas armadas de la RDC y por la Misión de la ONU Monusco. Solo en el mes de noviembre habría casi ochenta muertes. Igualmente, difícil es la situación en los territorios de Minembwe, en el sur de Kivu, debido a la frecuencia de los enfrentamientos armados entre comunidades en conflicto por el control del territorio. En un contexto tan complejo, escriben los obispos, no hay solución sin “la participación de las autoridades locales bajo el liderazgo del gobierno congoleño”.
EL LLAMAMIENTO: RESTABLECER LA AUTORIDAD, LA SOLIDARIDAD Y EL DIÁLOGO
De ahí la solicitud de los obispos que va en diferentes direcciones: en primer lugar, desarrollar un programa de emergencia para crear un clima de calma y poner fin a las hostilidades en esta parte del país; luego, restaurar la autoridad del Estado para salir de un estado de arbitrariedad total y, por tanto, proceder con el establecimiento de un programa de solidaridad para proporcionar ayuda humanitaria a las personas desplazadas y atrapadas en zonas de conflicto. Finalmente, crear con urgencia, a nivel nacional, un contexto de diálogo para que se pueda establecer un clima de justicia y reconciliación entre las comunidades en conflicto.
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Fuente: www.vaticannews.va