El Centro Cultural La Moneda presenta “Grabado: Hecho en Chile”, una exposición que reúne 203 obras y que destaca episodios y a artistas significativos para el desarrollo de esa disciplina en nuestro país.
Consistente en pliegos donde los poetas comentaban en décimas temas de interés comunitario, la “Lira Popular” circuló en las ciudades de Chile entre la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX y tuvo como principales compradores a obreros, empleadas, cocineras y campesinos que transitaban por plazas y mercados. Además de los acontecimientos narrados —que podían ser tanto de índole político-social como policial—, esas páginas sueltas atraían a su público también por las ilustraciones que acompañaban los relatos.
La “Lira Popular” se sirvió del grabado para su masificación y esa condición la ha convertido en uno de los pilares de la muestra sobre esa disciplina que presenta actualmente el Centro Cultural La Moneda. Desplegada en la Sala Andes del recinto, la exposición reúne 203 piezas y ha sido estructurada en dos partes por su curador, Justo Pastor Mellado.
La primera es el punto base de la exhibición y considera manifestaciones y autores fundamentales en el desarrollo de esta técnica en el país. Además de la mencionada “Lira Popular”, este núcleo histórico incluye el trabajo que el xilógrafo Carlos Hermosilla realizó entre los años treinta y cincuenta —periodo en el que colaboró en la difusión de la obra de poetas como Pablo de Rokha, a cuyos libros aportaba con ilustraciones— y también imágenes de una experiencia impulsada por el Premio Nacional Eduardo Vilches en los setenta, cuando realizó talleres de grabado para niños de poblaciones capitalinas.
En la segunda parte, en tanto, se exponen propuestas de cinco autores de Santiago, Valparaíso, Chillán y Temuco. Esta selección, que ha buscado destacar una producción regional que no ha sido suficientemente estudiada por la academia, según Mellado, consta de obras pertenecientes a Virginia Errázuriz, Beatriz Leyton, Virginia Vizcaíno, Lorena Villablanca y Daniel Lagos.
“La exposición se podría haber llamado Mesopotamia, pero nadie hubiera entendido nada”, dice Mellado en referencia al título del montaje, cuyo nombre es simple: “Grabado: Hecho en Chile”. Pero la alusión del curador a esa zona de Oriente Próximo donde se formaron las primeras civilizaciones sí es pertinente a la muestra: “Ahí ocurren algunas cuestiones fundamentales en la historia del hombre, como el nacimiento de las ciudades, de la agricultura y de la escritura. Esta exposición tiene que ver con la invención de la escritura, con los orígenes del trazo en Chile y el comienzo de la lucha entre el trazo y la mancha. Se podría haber llamado Mesopotamia, porque se trata de la invención de una marca”, explica.
La propuesta de Mellado no equivale a una revisión cronológica que permita reconstruir la historia completa del grabado en nuestro país a través de sus exponentes más representativos, sino que, a partir de los aspectos esenciales que conforman la primera parte, destaca trabajos “significativos de artistas que representan momentos más densos en el campo del grabado”.
El montaje reúne libros, ejemplares de la “Lira Popular”, ilustraciones, imágenes seriadas, calendarios y figuras de greda. Entre esos momentos de los que habla el curador, se encuentra la serie “Hecho en Chile” —de aquí proviene el título—, de Virginia Errázuriz, artista nacida en Santiago en 1941 que ha reflexionado sobre lo político-social usando la cotidianidad como vehículo de expresión y que en la citada serie aludía críticamente al estado de la industria local en tiempos de dictadura.
LA MEMORIA
La memoria, por otro lado, es uno de los temas en torno a los cuales ha desarrollado su trayectoria la autora chillaneja Lorena Villablanca (1969). Su obra aborda los bestiarios medievales, las fotografías de prensa, la mitología clásica y, más recientemente, la alfarería de Quinchamalí. La exposición reúne una variedad de sus grabados, aunque destaca la obra que ha realizado basándose en esta tradicional y popular artesanía.
“En los últimos dos años, antes de la pandemia, he aprendido las técnicas alfareras. Se me dio muy naturalmente. Estos dibujos que se aplican sobre los objetos, sobre las esculturas, se denominan grafiados. Aprendí todos los pasos de esta técnica ancestral, que me ha llenado de nuevos conocimientos, me ha nutrido y me ha revivido. Ahora tengo un nuevo soporte matriz, que es la greda”, comenta la artista.
Mientras Lorena Villablanca expone sus personajes y formas de cerámica negra, Daniel Lagos, artista nacido en Castro en 1976, presenta un grupo de grabados en los que representa el paisaje y el patrimonio cultural de la Araucanía, zona de Chile que inspira su producción, que siempre ha transitado entre el mundo urbano y rural. Lagos también expone obras elaboradas por alumnos de uno de los diversos talleres que realiza en Temuco y sus alrededores.
El público que asista a la exhibición también tendrá la oportunidad de conocer y experimentar con técnicas de grabado y alfarería: en el hall central del recinto funcionan cinco talleres que han sido bautizados como Estudios Abiertos y que están destinados a la experiencia práctica. MSJ
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Fuente: Artículo publicado en Revista Mensaje N° 702, septiembre de 2021.