“¡Qué honor conocerla!”, le respondían a Isidora Aguirre cada vez que se presentaba como la autora de La pérgola de las flores. No sucedía igual cosa si la dramaturga mencionaba otra de sus obras, Las tres pascualas, por ejemplo. En esos casos, se producía un silencio.
Era usual que Isidora Aguirre (1919-2011) contara esa experiencia ingrata, que Andrea Jeftanovic elige para abrir el prólogo de Teatro completo. Recientemente publicado, el libro reúne toda la producción dramática de la escritora, quien siempre anheló que se difundiera y conociera el conjunto de su creación, no solo la exitosa comedia sobre las pergoleras del templo San Francisco, que se estrenó en 1960 y es, hasta hoy, la más montada de la historia de Chile.
El volumen abarca cinco décadas de escritura teatral —en más de 1.200 páginas— y es el resultado de un proyecto en el que participaron sus cuatro hijos —que la describen como una trabajadora inagotable—, investigadores, críticos y exponentes de esa disciplina.
“Nené, el apodo cariñoso con el que era conocida en su círculo más íntimo, nos decía que su mayor satisfacción era ver sus obras de teatro representadas en los escenarios, que no deseaba premios ni galvanos ni reconocimientos, sino mayores oportunidades de montar sus piezas teatrales, pues sin ello su trabajo no estaba completo”, escriben sus herederos en la presentación.
UNA POÉTICA DEL MUNDO VULNERADO
El libro corresponde a la mayor compilación de los textos dramáticos de Isidora Aguirre realizada hasta ahora (también escribió novelas, cuentos y guiones) y despliega el contenido de 39 obras con las que incursionó en diferentes estilos y formatos, además de fotos de montajes, afiches y una cronología. De ese modo, el lector puede internarse en la diversidad de historias y personajes construidos por la destacada autora, quien exploró tanto en el drama y la comedia como en la adaptación y traducción de clásicos universales, entre ellos Romeo y Julieta, Fuenteovejuna, Ricardo III, El lazarillo de Tormes y El médico a palos.
Andrea Jeftanovic, quien actuó como coordinadora de esta publicación y es autora del volumen Conversaciones con Isidora Aguirre (2009), la define como la dramaturga más importante del siglo XX en Chile.
“Gracias a su enorme talento, Isidora Aguirre experimentó en un amplio registro de escritura y logró que tanto sus dramas, comedias, teatro político, obras históricas, como sus adaptaciones de clásicos y traducciones, fueran piezas que invitan a reflexionar sobre la condición humana, las inequidades sociales y la posibilidad de cambio por medio de la articulación colectiva. Sus dramas históricos apuntaban a las contradicciones del presente. Sus encantadoras comedias filtraban ideas políticas revolucionarias. En sus piezas políticas quiso empoderar a grupos vulnerados y su aporte en adaptaciones y traducciones buscaba conquistar a nuevos públicos e introducir reflexiones políticas”, afirma la escritora y académica, cuyo prólogo también da cuenta del estrecho lazo que la artista —cuyo centenario se celebró hace dos años— generó con los entornos y personas que luego trasladó a la ficción.
“Su trabajo como dramaturga posee gran valor social y político, desde el momento en que posicionó tanto a grupos socialmente marginados como protagonistas de sus obras: campesinos, estudiantes, floristas, recolectores de papel, mineros y pueblos originarios, que expresan sus identidades y visibilizan sus demandas con capacidad crítica y rasgos entrañables. El vínculo de Aguirre con grupos vulnerados fue constante en su trayectoria. Sin embargo, su creación artística no solo se limitó a un trabajo representativo, sino que también a una investigación etnográfica más profunda: fue a lugares, incluso distantes, para entrevistar a los sobrevivientes de la masacre de Ranquil en Loquimay, luego fue a Yumbel, donde había un caso de detenidos desaparecidos. Esa metodología fue lo que permitió la configuración de argumentos y personajes populares auténticos, porque ella escuchó sus dolores, rescató sus hablas, e hizo una poética del mundo vulnerado”, escribe.
CONFLICTOS DE SU TIEMPO
Teatro completo se divide en cinco capítulos, el último de los cuales está dedicado a sus adaptaciones. El primero, en tanto, agrupa sus comedias, entre ellas, Pacto de medianoche, Carolina, La pérgola de las flores y Tía Irene, ¡yo te amaba! En este género, la autora escudriñó —con lucidez y punzante ironía— tanto en los problemas de la pareja como en la existencia cotidiana y también en los conflictos sociales de su tiempo, según se desprende del análisis que hace la investigadora María de la Luz Hurtado.
Tres capítulos del libro abordan los distintos estilos de drama que abordó Isidora Aguirre. Aquí aparecen obras como Entre dos trenes (1952) y Subiendo… último hombre (2005), títulos que inauguran y cierran, respectivamente, su producción teatral. También se analizan y transcriben Lautaro, Diálogos de fin de siglo y Manuel Rodríguez, clasificados como dramas históricos y bastante reconocidos por el público, al igual que Población Esperanza (que coescribió con Manuel Rojas), Los papeleros, Los que van quedando en el camino y Retablo de Yumbel; esta última, basada en el hallazgo de los restos de diecinueve dirigentes fusilados días después del Golpe. MSJ
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Artículo publicado en Revista Mensaje N° 704, noviembre de 2021.