Empezar desde la periferia humana porque son los excluidos quienes indican el rumbo a tomar; preservar la identidad, sobre todo, de las poblaciones indígenas; combatir las desigualdades e injusticias; acoger a las futuras generaciones que tienen derecho a un mundo sin despojos e inmundicias; emplear una tecnología ética centrada en la tutela de la dignidad humana; y pasar urgentemente al terreno de las decisiones. Estas, las propuestas de la Santa Sede que, a nombre del Papa Francisco, saluda la 37ª Sesión de la Conferencia Regional de la FAO para América Latina y el Caribe (LARC), que tiene lugar en Quito, Ecuador, del 28 de marzo al 1de abril 2022.
Ante la platea presidida por el primer mandatario de Ecuador, Guillermo Lasso, los ministros de 33 países de la región y el presidente de la FAO, QU Dongyu, y expertos internacionales, monseñor Fernando Chica Arellano, Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA, abrió su discurso compartiendo la satisfacción del Santo Padre por los logros alcanzados en las región en muchos ámbitos, pero también las preocupaciones, entre ellas, las que ocupa el tema de esta conferencia, es decir, la transformación de los sistemas agroalimentarios.
DESDE LA PERIFERIA HUMANA
Toda iniciativa en favor de los más vulnerables y desvalidos es respaldada por la Santa Sede, especialmente, por cuantos viven “agobiados por la pobreza, la discriminación y la inseguridad alimentaria”, pero nada se puede transformar y mejorar para ellos sino partiendo de las necesidades reales de estos sectores y no de “una simple limosna o un mero gesto de beneficencia”, sostiene monseñor Chica Arellano.
“Empezar desde la periferia humana impide que nos equivoquemos, pues son los excluidos quienes nos indican el rumbo a tomar, por lo que se deben formular propuestas implicándose en su dolor, compartiendo sus sufrimientos y mirando el mundo desde su perspectiva”, observa el prelado vaticano al advertir que solo así se “lograrán reformas estructurales orientadas a adoptar soluciones eficaces, inclusivas, sostenibles y resilientes”, como se propone la conferencia regional de este año.
PERSONA HUMANA AL CENTRO
Si bien la transformación de los sistemas alimentarios es imprescindible para promover la seguridad alimentaria, esta “será efímera y distorsionada si no pone en el centro a la persona humana con sus peculiaridades y tradiciones”, asegura la Santa Sede, pues solo así se podrán combatir las desigualdades e injusticias y preservar la identidad de cada uno, como la de los pueblos indígenas. Para ello, explica monseñor Chica Arellano, es necesaria la inversión social, es decir, políticas que promuevan no solo la alfabetización o formación sino el sentido comunitario y no la “autorreferencialidad, tan en boga hoy en día”, que fomenta el “egoísmo y un consumismo voraz y compulsivo”.
“Es una mentalidad que está haciendo olvidar el concepto esencial del bien común, tierra fértil en la que crece la amistad social y la leal cooperación, así como única vía maestra para cuidar la casa común en la que todos vivimos y que también ha de acoger a las futuras generaciones, que tienen derecho a un mundo que sea auténtico hogar y no un cúmulo de despojos e inmundicias, fruto de la codicia y de planteamientos mezquinos y sin futuro”, subraya el jefe de la delegación vaticana.
BASTA PROMESAS PARTIDISTAS
Colaboración, determinación y voluntad, son las claves para trabajar unidos en la búsqueda de soluciones audaces que, a largo plazo, derroten los dramas que aquejan a los más vulnerables de las sociedades latinoamericanas. Es fundamental —enfatiza el prelado vaticano— no quedarse en el ámbito de las promesas, de estrategias teóricas o de tópicas declaraciones, si realmente se quiere combatir el desperdicio de alimentos, apoyar la producción local y la agricultura familiar, restaurar y regenerar los suelos y atender las zonas rurales con recursos financieros, de infraestructuras escolares y sanitarias, así como de vías de comunicación y sistemas de transporte que les permitan un rápido acceso a los mercados.
“Hay que pasar urgentemente al terreno de las decisiones, no acostumbrándose a medidas que únicamente valgan para las emergencias o que sean el resultado de intereses partidistas”.
ÉTICA Y DIGNIDAD SON LA CLAVE
Monseñor Chica Arellano, Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, al final de su discurso resaltó que efectivamente invertir en la digitalización y en mecanismos innovadores es “una senda valiosa para que la agricultura sea un sector capaz de forjar un nuevo modo de gobernanza”, pero se trata, advirtió, de una tecnología que no se puede desarrollar “al margen de la ética y sin poner en su centro la tutela de la dignidad humana y la del trabajo”.
Desde estas convicciones, la Delegación de la Santa Sede manifestó a los participantes en la Conferencia regional de la FAO, que sus labores “se conviertan en principios y disposiciones que afronten con lucidez los retos del sector agroalimentario en estas tierras, para que en ellas nadie quede lacerado por el flagelo del hambre o la miseria”.
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Fuente: www.vaticannews.va