Participantes buscan aportar para “una Iglesia más horizontal, diversa, participativa a inclusiva” y que abandone definitivamente la cultura del “abuso de poder”.
Con la participación de más de 350 personas provenientes de Antofagasta a Punta Arenas, que se sienten partícipes de la Iglesia católica pero que desean generar nuevas instancias de participación y de reforma en su interior, se realizó en Santiago la primera asamblea del Sínodo Laical de Chile. Se efectuó en el Santuario Padre Alberto Hurtado el sábado 5 y el domingo 6 de enero, dando inicio a un trabajo de reflexión y diálogo que se extenderá por todo el país durante varias semanas, del cual se generará un documento definitivo.
De momento, en su primera declaración pública, los asistentes expresaron su deseo de trabajar para lograr una Iglesia más servidora y más abierta, “horizontal, diversa, participativa e inclusiva”, y con estructuras que permitan una real participación de los laicos. Se expresa específicamente la aspiración de que se otorguen más espacios a las mujeres. También, que se fortalezcan acciones que apunten a terminar con la cultura del abuso de poder y se generen mejores instancias de justicia y reparación para las víctimas.
Se conformó una comisión que sistematizará las propuestas escuchadas el fin de semana y pondrá a disposición de los interesados un texto, respecto del cual se podrán efectuar observaciones y propuestas.
Los puntos abordados se relacionaron con ciertas preguntas y temas particulares. ¿Cómo vemos y experimentamos la situación de la Iglesia chilena en cuanto a su misión y en cuanto a su modo de organización y funcionamiento? ¿Cuál es la situación del laicado hoy? ¿Qué rasgos tiene la Iglesia que soñamos? ¿Qué rol debe asumir el laicado en la construcción de una Iglesia de comunidades para el Chile de hoy? ¿Cuáles son los cambios concretos que queremos impulsar en la Iglesia? ¿Qué desafíos y acciones debe asumir, para los próximos meses, el proceso sinodal a nivel local y nacional?
Quienes estén interesados en sumarse, pueden informarse en la página Facebook de Sínodo Nacional de Laicas y Laicos de Chile.
La declaración final del encuentro fue la siguiente:
DECLARACIÓN FINAL ASAMBLEA APERTURA SÍNODO LAICAL
6 de enero, 2019
Nosotros, laicas y laicos, discípulas y discípulos de Jesús, reunidos en la jornada de apertura del Sínodo Nacional Laical autoconvocado y autogestionado en el Santuario del Padre Hurtado de Santiago los días 5 y 6 de enero del 2019. Bajo un mismo desafío, hemos decidido iniciar un proceso de diálogo y de participación, que favorezca un análisis del estado actual de la Iglesia católica en Chile y promueva el sueño de una Iglesia de comunidades, que están al servicio de la construcción del Reino de Dios en nuestro país.
Iluminados por el Espíritu Santo, buscando reconstruir nuestra Iglesia devastada por pecados y delitos, hemos discernido comunitariamente, que las principales causas de esta crisis son: el clericalismo, el abuso de poder, la indolencia y la falta de conciencia crítica del laicado.
Frente a esta crisis soñamos con una Iglesia:
• Constituida por comunidades de base.
• Orante, profética y liberadora que busca y ejerce la justicia.
• Que sea servidora y abierta a las necesidades de la gente y al mundo.
• Horizontal, diversa, participativa e inclusiva, con real protagonismo del laicado, en especial de las mujeres y los jóvenes.
Durante este tiempo sinodal queremos trabajar en los siguientes ámbitos:
• Promover la modificación de la estructura de poder al interior de nuestra Iglesia (en la generación y la estructura de su ejercicio) y la participación laical en la toma de decisiones.
• La participación de la mujer en las instancias de responsabilidad y poder.
• Fortalecer y renovar procesos de formación de todo el pueblo de Dios.
• Erradicar la cultura del abuso de poder, proponiendo acciones orientadas al establecimiento de la justicia y reparación, creando un ambiente seguro para todas y todos.
Finalmente, nos comprometemos a replicar este proceso sinodal en los espacios locales de nuestro país.
Para terminar, pedimos al Espíritu Santo nos ayude en este éxodo para que nuestra Iglesia sea fuente de vida, de fraternidad y de servicio. MSJ