En 2016 y 2017 se superaron las 400 partes por millón. Sin una reducción de las emisiones, será problemático limitar el incremento de la temperatura global.
El Acuerdo de París establece el compromiso, aunque no obligaciones, de los países para evitar para fin de este siglo un incremento de la temperatura superior a los 2 grados centígrados y, si es posible, incluso bajarlo a 1,5 grados. Para obtener este resultado, es imprescindible reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y en modo drástico, pues son las principales responsables del aumento de la temperatura del planeta.
Sin embargo, la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera sigue batiendo récords. Según alerta el informe anual de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, en 2017 la concentración media de los principales gases culpables del calentamiento global —incluyendo el dióxido de carbono (CO2), el metano y el óxido de nitrógeno— alcanzó la cifra de 405 partes por millón, la más alta desde que comenzaron los registros modernos hace 38 años y también la más elevada en muestras de hielo de hasta 800.000 años de antigüedad.
En 2016 fue de 403 partes por millón, una cantidad inimaginable hace una década, cuando se detectaban 385, y los expertos y las ONG ecologistas pedían alcanzar un límite seguro de 350. En todo caso, las 400 partes por millón fueron a menudo considerando el límite máximo para la atmósfera.
El informe, elaborado a partir de contribuciones de más de 500 científicos de 65 países, confirma que 2017 fue uno de los tres años más calurosos desde que comenzaron los registros en 1880, tras 2016, y quizá empatado con 2015, como ya adelantó la Organización Meteorológica Mundial en enero.
Los expertos recuerdan que hay que tener en cuenta el efecto de El Niño, un fenómeno cíclico natural asociado a un aumento de las temperaturas en la parte oriental del Pacífico tropical, en la elevada temperatura de 2016. Pero cuando se resta al cálculo ese año, aparece el 2017 como el más caluroso, confirmando la tendencia actual. Trece de los últimos quince años han sido los más calurosos de la historia.
El incremento de la temperatura eleva el nivel del mar, que en 2017 también tocó techo con una subida que ya llega a 7,7 centímetros respecto de 1993, cuando comenzaron las mediciones por satélite. “Los niveles han subido año tras año, durante seis años consecutivos, y en 22 de los últimos 24 años”, alertan los autores, que incluyen a Asunción Pastor y Ernesto Rodríguez, de la Agencia Estatal de Meteorología, y a Joaquín Triñanes, de la Universidad de Santiago de Compostela. El nivel del mar asciende a una media de 3,1 centímetros por década, subrayan.
Prácticamente todos los indicadores son alarmantes. El máximo anual de la cubierta de hielo del Ártico —una medida que se toma antes de que comience el deshielo veraniego— también batió el récord negativo desde que arrancaron los registros hace 38 años. En septiembre de 2017, tras el deshielo estival, la capa de hielo era un 25% menor que lo habitual. En el otro extremo del planeta, la Antártida, el 1 de marzo de 2017 fue el día con menos hielo desde que empezó la vigilancia por satélite en 1978. Se estima que, respecto de hace 40 años, el derretimiento estival del hielo ártico hoy hace que quede la mitad de la superficie helada.
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Fuente: http://ciudadnueva.com.ar