Originario de la República Democrática del Congo, él y su familia se vieron obligados a huir a Uganda en 2009 en busca de un lugar seguro para quedarse.
Serge* está parado frente a una hoja en blanco con un tigre dibujado en ella. Está añadiendo los últimos detalles a una de las obras de arte con las que ha decorado el aula naranja de su escuela en Kampala.
Originario de la República Democrática del Congo (RDC), él y su familia se vieron obligados a huir a Uganda en 2009 en busca de un lugar seguro para quedarse; era muy joven y apenas recuerda lo que sucedió la noche en que huyeron. “Mi papá era un minero de oro y algunos hombres armados lo buscaban, así que en 2005 huyó a un lugar que ninguno de nosotros conocía, ni yo, ni mi mamá, ni los demás integrantes de nuestra familia”, explicó Serge. Cuatro años después, hombres armados atacaron a su familia para obtener información sobre la ubicación de su padre y mataron a sus abuelos y a su tía. Así comenzó su viaje como refugiado, que ha sido todo un desafío.
“La vida en Uganda no fue fácil; no teníamos amigos ni familiares que nos apoyaran para establecernos. No teníamos comida, estábamos tratando de sobrevivir como pájaros en el aire”, comenta. Con el tiempo, deseaba comenzar la escuela, pero su familia no tenía suficiente dinero para pagar las tarifas escolares. Además, Serge no tenía conocimientos de inglés para poder asistir a clases con sus compañeros.
Con el tiempo, deseaba comenzar la escuela, pero su familia no tenía suficiente dinero para pagar las tarifas escolares.
“Empecé a dibujar retratos, imágenes y arte abstracto, y los vendía para ayudar con los ingresos de mi familia”.
Para Serge, el arte no es solo una pasión, sino también una forma de contribuir al bienestar suyo y de su familia. “Sin embargo, quedó claro para mí que la oportunidad de estudiar sin interrupciones era la única posibilidad de convertirme en una mejor persona y no en un recolector de chatarra en la calle”.
Se inscribió en el curso de inglés del JRS en Nsambya, donde obtuvo excelentes resultados y fue patrocinado por el JRS para comenzar la escuela primaria. Sobresalió en la escuela, lo que le valió dos becas más, una para el Colegio Jesuita Ocer Campion en Gulu y otra para la Escuela Secundaria Crested en Kampala. “Espero cursar una carrera de ingeniería civil en la universidad. Me gustaría poder combinar las dos cosas que más me apasionan, el arte y la ingeniería. Eso me convertiría en dinamita”.
* Se le ha cambiado el nombre para proteger su identidad.
* Publicado por el JRS África Oriental.
Fuente: https://jrs.net/es / Imagen: Servicio Jesuita a Refugiados.