Hay más de 1.300 niños y niñas no acompañados y separados en Addis Abeba, Etiopía, que necesitan desesperadamente protección y soluciones duraderas.
El Centro de Protección Infantil (CPC) del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) en Addis Abeba, Etiopía, desempeña un papel clave en la protección de los niños no acompañados, separados, y otros niños refugiados vulnerables en la capital de Etiopía.
«Vivía con una familia que se portaba muy mal conmigo. Me pegaban y no me dejaban ir a la escuela. El JRS me ayudó a mudarme con una familia mejor y ahora estoy asistiendo a clases de inglés en el Centro de Protección Infantil», explica una de las niñas que asisten al CPC.
Según los exhaustivos datos de registro del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), hay más de 1.300 niños y niñas no acompañados y separados en Addis Abeba, Etiopía, que necesitan desesperadamente protección y soluciones duraderas. La mayoría de estos niños son eritreos que fueron separados de sus padres o familias, mientras huían del reciente estallido de la guerra en la región etíope de Tigray, donde estaban asentados.
Se cree que el número de niños eritreos no acompañados que llegan a Addis Abeba en busca de sus familias sigue aumentando. Sin recursos, muchos de estos niños acaban viviendo en las calles de la capital.
El JRS Etiopía trabaja en colaboración con ACNUR y la Administración para Asuntos de Refugiados y Retornados de Etiopía para gestionar los casos de estos niños individualmente. El objetivo colectivo es reunirlos con sus padres o familias, siguiendo siempre el principio del interés superior del niño.
Mientras tanto, el JRS promueve un acuerdo de cuidado alternativo basado en la familia y trabaja en la identificación de posibles padres de acogida de la comunidad receptora que estén dispuestos a proporcionar cuidado y protección a los niños.
El CPC es único en Addis Abeba y ofrece un servicio integral de protección de la infancia para los niños refugiados urbanos. El centro proporciona servicios de gestión de casos individuales de calidad y oportunos, incluyendo acuerdos de cuidado alternativo, apoyo psicosocial (asesoramiento individual y de grupo, y terapia artística), intervención basada en el dinero en efectivo (asistencia de protección individual de emergencia y asistencia en efectivo para padres adoptivos vulnerables), y servicios de divulgación basados en la comunidad.
El CPC imparte clases no formales de inglés y amhárico para que los niños refugiados puedan comunicarse e integrarse fácilmente en la comunidad de acogida. También hay clases de música y arte, una biblioteca y actividades recreativas en el interior y al aire libre.
Uno de los mayores retos a los que se enfrenta el JRS es convencer a los niños y a sus familias de acogida para que se matriculen en la escuela. Debido a la naturaleza temporal de su estancia en Addis Abeba, junto con la gran expectativa de reasentamiento, muchos refugiados creen que asistir a la escuela es innecesario.
Por ello, el JRS ha tenido que concienciar sobre la importancia de la educación para los niños sin importar las circunstancias, lo que ha aumentado la asistencia de los niños refugiados a las escuelas locales.
El departamento de Gestión de Casos del JRS tiene además el reto de encontrar familias de acogida fiables y serviciales donde los niños puedan sentirse acogidos, seguros y felices.
«El primer día que un niño es enviado a una familia de acogida, no podemos dormir esa noche», dice Fitsum Berissaw, supervisor de Gestión de Casos en el CPC.
Las recientes restricciones presupuestarias de ACNUR han amenazado el cierre de esta iniciativa esencial. Los limitados fondos ya han suspendido temporalmente una clase de tutoría, en la que los estudiantes podían recibir ayuda con sus deberes por parte del personal, en un espacio agradable y propicio para el aprendizaje.
En consecuencia, el JRS está tratando de aumentar y diversificar a los donantes que apoyan el programa, tanto para asegurar su continuidad como para ofrecer la mejor y más fiable asistencia a estos niños como sea posible.
El JRS espera que nosotros, y los socios, podamos mantener las puertas del Centro de Protección Infantil abiertas de par en par. Este proyecto crucial ofrece a los niños refugiados no acompañados en Addis Abeba no solo una familia, sino oportunidades para aprender, crecer y sanar.
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Fuente: https://jrs.net/es