Más de un millón de personas han huido y más de 6 millones se han desplazado dentro del país.
Han pasado más de seis meses desde que estalló el conflicto armado en Jartum, la capital de Sudán, como resultado de una lucha de poder entre el Gobierno y una fuerza paramilitar conocida como FAR (Fuerzas de Apoyo Rápido). Mientras la situación de violencia e inestabilidad no disminuye en Sudán, la crisis humanitaria en el país y en Renk (Sudán del Sur) sigue empeorando.
“Desde hace varios meses, Sudán está sumido en una guerra civil que no da indicios de detenerse y que está causando numerosas víctimas, millones de desplazados internos y refugiados en los países vecinos, y una gravísima situación humanitaria. Me siento cercano al sufrimiento del querido pueblo de Sudán, y hago un llamamiento de todo corazón a los dirigentes locales para que faciliten el acceso de la ayuda humanitaria y, con la contribución de la comunidad internacional, trabajen en favor de soluciones pacíficas. ¡No olvidemos a estos hermanos nuestros que están en prueba!”, dijo el Papa Francisco durante el Ángelus dominical en la Plaza de San Pedro el 12 de noviembre.
Más de un millón de personas han huido de Sudán y más de 6 millones se han desplazado dentro del país. Los que abandonan Sudán han huido a Chad, Egipto, Etiopía y Sudán del Sur, donde agencias, como el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), han estado ofreciendo apoyo y ayuda a las poblaciones desplazadas. El JRS ha centrado sus esfuerzos de respuesta desde el inicio del conflicto en el Chad —donde proporciona educación de emergencia y apoyo psicosocial— y en Sudán del Sur, donde el enfoque operativo es principalmente la rehabilitación fisioterapéutica, la salud mental y el apoyo psicosocial.
El JRS está presente en la frontera de Sudán con Sudán del Sur, más concretamente en Renk, donde, hasta octubre de 2023, más de 300.000 ya la habían cruzado. Se espera que esta cifra siga aumentando en los próximos meses, a medida que el conflicto se prolongue, y la gente siga cruzando a diario por centenares. Aunque la mayoría de las personas que cruzaban al principio del conflicto eran sursudaneses, ahora está aumentando el porcentaje de refugiados sudaneses que buscan refugio.
El JRS está presente en la frontera de Sudán con Sudán del Sur, más concretamente en Renk, donde, hasta octubre de 2023, más de 300.000 ya la habían cruzado.
“No tengo esperanzas de que el conflicto en Sudán termine pronto… por eso mi plan es quedarme en Renk por ahora y no volver a Jartum. […] Estoy cansada”, afirma Maryam Halil Muhammad, de 42 años, sudanesa, madre de 9 hijos, en Renk desde octubre. Su hijo, Muhammad Abdullah, de 15 años, tiene parálisis cerebral y recibe servicios de rehabilitación del JRS.
La crisis humanitaria está empeorando debido principalmente a una importante falta de fondos. La atención mundial se centra actualmente en otros conflictos en todo el mundo y los medios de comunicación, las agencias, los donantes y el público en general parecen haberse olvidado de la actual crisis de Sudán. En consecuencia, nos encontramos en una situación en la que las necesidades aumentan mientras que la ayuda necesaria no llega.
Renk se enfrenta a retos particulares, ya que originalmente sirvió como centro de tránsito, pero el gran número de retornados sursudaneses y refugiados sudaneses está poniendo a prueba la capacidad de las ONG y los socios para proporcionar servicios adecuados. La crisis humanitaria está empeorando y si no se consigue movilizar recursos pronto, la gente de Renk se encontrará en una situación aún más delicada y vulnerable.
El JRS es el único socio que ofrece servicios de asesoramiento a una comunidad altamente traumatizada, así como el único socio que ofrece servicios de rehabilitación física y fisioterapia; sin embargo, los equipos se enfrentan a una importante demanda con una capacidad limitada. El JRS también está proporcionando ayuda humanitaria básica, como mosquiteras, utensilios de cocina, jabón y toallas sanitarias, pero es imposible llegar a todos los necesitados.
El JRS hace un llamamiento a la comunidad mundial para que no dé la espalda a quienes huyen de la crisis en Sudán. No podemos ignorar el sufrimiento y las luchas de estas personas y debemos seguir proporcionando ayuda en efectivo y en especies para ofrecer alivio a los desplazados forzosos que huyen de los horrores del conflicto. El JRS aboga por una resolución pacífica del conflicto y seguirá ofreciendo ayuda a las comunidades desplazadas procedentes de Sudán.
Fuente: https://jrs.net/es / Imagen: Servicio Jesuita a Refugiados.