La tarea para todo el año debe ser esa, caminar hacia un horizonte de igualdad que no es utopía o imposible, sino que podremos alcanzarlo, todas juntas, todos juntos, con nuestro esfuerzo y compromiso.
No, no era necesario montar grandes aglomeraciones para celebrar a la mujer trabajadora el 8 de marzo. De hecho, es bastante inadecuado, justo ahora que estamos empezando a salir del bache de la tercera ola… como si ya se nos hubiera olvidado el pago de salvar la Navidad…
Quizás por eso llama la atención que la reivindicación de la mujer trabajadora sí necesite de manifestaciones, de personas en las calles —aunque sea menos de 500— y saltarnos la norma básica de tomar distancia de otros. Hay una falta de creatividad precisamente cuando cumplimos un año en el que todo se ha reinventado y la originalidad de propuestas se ha ido superando mes a mes, semana a semana.
Pero más allá del modo concreto de este año, no perdamos de vista lo importante del 8 de marzo. No dejemos que el debate se embarre con lo que en realidad no es lo importante de la fecha; lo importante es reivindicar y celebrar a la mujer trabajadora. Reconocer y celebrar el largo camino recorrido hasta hoy y también las barreras que todavía tenemos que bajar y los obstáculos que tenemos que sortear todos juntos para conseguir algo tan básico y evidente como la igualdad. Porque el problema muchas veces no está en el fondo del planteamiento. Todos reconocemos la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Pocos y marginales, aunque ruidosos en ocasiones, son los que niegan este principio. No, el debate, la reivindicación no puede estar ahí.
Es una cuestión de modos, de discriminaciones más o menos sutiles, de modos de pensar y situarnos desde la inercia del «pues siempre se ha hecho así». Toca ser creativos y originales, también en esto. No solo en idear un modo de celebrar y reivindicar que cumpla con los protocolos sanitarios. Es una tarea mucho mayor, que no podemos restringir a un día al año, a una manifestación multitudinaria.
El 8 de marzo, como día de reivindicación y celebración de la mujer trabajadora sigue siendo necesario, como recordatorio, al menos anual, de la tarea que nos queda por delante y que nos implica a todos, estemos donde estemos, hombres o mujeres, jóvenes y mayores. Porque nos queda tarea por delante y la igualdad efectiva no está alcanzada aún. La tarea para todo el año debe ser esa, caminar hacia un horizonte de igualdad que no es utopía o imposible, sino que podremos alcanzarlo, todas juntas, todos juntos, con nuestro esfuerzo y compromiso.
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Fuente: https://pastoralsj.org