En 2017 fueron cincuenta y siete, y el año pasado, veinte. El viernes pasado fue muerto a tiros Paulo Paulino Guajajara, guardián de la selva Arariboia, en el noreste brasileño.
No es un lugar seguro la selva Arariboia, situada en el estado de Maranhao, en el noreste de Brasil. Las 413 mil hectáreas hospedan a 14 mil indígenas de la etnia Guajajara, y en zonas más ocultas vive un grupo todavía aislado de sesenta indígenas en la aldea Awá Guajá. En tanto, suceden invasiones de cazadores y madereros que no dudan en asesinar a los líderes indígenas que intentan preservar su territorio y su estilo ancestral de vida.
El último ataque mortal ha sido perpetrado contra Paulo Paulino Guajajara, encargado de la vigilancia de la selva y de denunciar las invasiones ilegales. Estaba en compañía de otro líder indígena de la región cuando los dos fueron atacados por varias personas que asesinaron a tiro a Paulo Paulino e hirieron a su acompañante.
En 2018 fueron asesinados en Brasil veinte líderes indígenas, y cincuenta y siete en 2017. Paulo Paulino estaba negociando protección estatal al haber sido amenazado. Su hermana Sônia Guajajara se encuentra en Europa denunciando la muerte de indígenas en su país y señala su desconfianza acerca de la intención del ministro de Justicia, Sergio Moro, de querer investigar la muerte de su hermano. “Los invasores se sienten legitimados por el presidente”, sostuvo al referirse a las palabras del mandatario, Jair Bolsonaro, quien ha decidido que no demarcará las tierras indígenas abriéndolas a la explotación comercial. “Hay una licencia para matar, para armar a la gente, aún más cuando los crímenes quedan impunes”, afirmó la mujer. La muerte de Jorginho Guajajara, el año pasado, no fue investigada, pues se ahogó solo, según la policía; un hecho que la comunidad del fallecido descarta tajantemente.
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Fuente: https://ciudadnueva.com.ar