Los combates entre el ejército y los rebeldes son cada vez más feroces y ahora también afectan a la capital, Jartum. San Egidio, Emergency, Médicos Sin Fronteras, Misioneros Combonianos, Hermanas Salesianas piden que la comunidad internacional actúe y relance el proceso de paz en el país africano, donde hay alrededor de diez millones de desplazados internos.
Una terrible guerra civil azota a Sudán desde hace año y medio. Esto ha generado al menos diez millones de desplazados internos y dos millones internamente. Ahora una serie de organizaciones están tomando medidas para pedir a la comunidad internacional que intervenga para lograr la paz.
Un feroz conflicto, olvidado por los medios internacionales, entre las fuerzas armadas sudanesas (FAS) lideradas por el general Abdel Fattah al-Burhan, y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) bajo el mando de Muhammad Hamdan Dagalo ha causado decenas de miles de víctimas. San Egidio, Emergency, Médicos Sin Fronteras, Misioneros Combonianos, Hermanas Salesianas piden a la comunidad internacional actuar.
La anterior conferencia de paz en París fracasó y sería importante que Italia, ahora en la presidencia del G7, centrara la atención en esta crisis. Baste decir que 18 millones de personas corren el riesgo de sufrir una crisis humanitaria, las escuelas llevan cerradas un año y medio, no hay alimentos frescos, no hay agua corriente y al menos dos millones de personas, entre ellas muchos profesionales, han huido. Los combates han llegado a la capital, Jartum, ahora definida como una ciudad fantasma.
Según Marco Impagliazzo, presidente de la Comunidad de San Egidio, “los enfrentamientos son muy violentos y están provocando graves consecuencias para la población”. Y esto no permite que la ayuda humanitaria llegue con regularidad. El presidente de la Comunidad de San Egidio destaca que “el país sufre un hambre generalizada y la situación a las puertas de Europa es dramática, hasta el punto de que aumenta el número de sudaneses que intentan llegar a Europa subiéndose a los barcos” que surcan el Mediterráneo desde Libia o Túnez.
Vittorio Oppizzi, responsable de programas de Médicos Sin Fronteras (MSF), añade que, en Sudán, donde desde hace más de un año se vive una de las peores crisis humanitarias de las últimas décadas, la población está agotada, no hay alimentos y la asistencia sanitaria está reducida al mínimo sin vacunas. “A pesar de todo, existe un vacío humanitario inaceptable —afirma el representante de MSF—, las organizaciones internacionales y los donantes deben incrementar sus esfuerzos, mientras que las partes en conflicto deben garantizar la protección de los civiles y de las instalaciones sanitarias, así como permitir que los trabajadores humanitarios y la ayuda lleguen la población”.
Hace más de un año se vive una de las peores crisis humanitarias de las últimas décadas, la población está agotada, no hay alimentos y la asistencia sanitaria está reducida al mínimo sin vacunas.
De esta desesperada situación también habla sor Ruth del Pilar Mora, consejera del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora. “Nos quedamos en una zona suburbana de Jartum, en una zona muy disputada entre los bandos combatientes”, informa la misionera. “Queríamos seguir estando al lado de la población, en particular a nivel educativo: llevamos una escuela informal a la que antes del conflicto asistían 700 niños”. La estructura donde viven las cinco religiosas en Jartum ha sido bombardeada un par de veces y esto no ha permitido que todos los espacios puedan ser habitados.
Pietro Parrino, director del departamento de proyectos de Emergency, habla de la capital, Jartum, como de una ciudad sumida en el caos total: “No hay medicinas, no hay alimentos frescos, solo alimentos secos, y esto significa que muchas personas están desnutridas. Hace apenas unos días, decenas de personas murieron porque pensaban que estaban tomando jugo de naranja en polvo y en realidad era veneno”. Parrino afirma que esta guerra está olvidada por la comunidad internacional, pero en realidad todos los estados cercanos a Sudán tienen intereses muy específicos en este conflicto.
Otro aspecto no secundario es el hecho de que las niñas y niños llevan años sin ir a la escuela. El padre Angelo Giorgetti es comboniano y estuvo en Sudán durante 16 años. “La actividad educativa está paralizada y, a largo plazo, esto corre el riesgo de ser un problema para toda una generación —afirma Giorgetti—. Nuestras tres comunidades en Jartum fueron evacuadas porque se encontraban en posiciones muy centrales. Pero nos quedamos en otras zonas del país porque no queremos abandonar a la población.
Fuente: www.vaticannews.va/es / Imagen: Pexels.