Una batería de programas y medidas están siendo apoyadas por el organismo que las pone ante la atención de la opinión pública.
Los líderes mundiales se reúnen en París para reiterar su compromiso por un mundo más resiliente ante el cambio climático. En vista de la cumbre, el Banco Mundial quiere apoyar este proceso y el de los países en desarrollo, con iniciativas para ayudarles en la transición para reducir las emisiones.
Para ello, formula 12 sugerencias para mitigar en modo inteligente los efectos del cambio climático:
Costas resilientes: Una plataforma de inversión en la región tiene como objetivo movilizar financiamiento para controlar la erosión costera y las inundaciones en África occidental.
Seguros climáticos: Uruguay se convirtió en el primer país de América Latina en adoptar un seguro ante la falta de lluvias que reducirían sus reservorios para la generación de electricidad. Ahora cada vez más países en desarrollo acuden a estos programas de seguros contra riesgos climáticos y de desastres. En los últimos diez años, 26 países de tres regiones —África, el Pacífico y América Central y el Caribe— han pasado a integrar fondos soberanos de cobertura conjunta de riesgos de catástrofe.
Agricultura climáticamente inteligente: En la actualidad, la agricultura, la pérdida de bosques y los cambios del uso de la tierra generan la cuarta parte de los gases de efecto invernadero (GEI) que se emiten en todo el mundo, y alrededor del 80% de la deforestación en el mundo se debe a la agricultura. En Uruguay, un proyecto financiado por el Banco Mundial está ayudando a adoptar prácticas agropecuarias sostenibles que tienen en cuenta el cambio climático, como planes de manejo del suelo supervisados por satélite para frenar la erosión y aumentar el secuestro de carbono.
Ciudades resilientes: La urbanización a escala global es irreversible, alcanza hoy más del 50% de la población; será de 75% en 2050. El programa de Ciudades Resilientes tiene como objetivo conectar 500 ciudades para financiar la necesidad de abordar los riesgos del cambio climático y prepararse para los desastres.
Movilidad: Privilegiar el transporte público en las urbes por sobre el transporte privado. Se señalan planes de desarrollo de trenes eléctricos subterráneos y corredores preferenciales para autobuses, como el de Bogotá y Curitiba (Brasil). Asimismo, se sugiere renovar las flotas de buses públicos con vehículos menos contaminantes y más eficientes.
Bosques y paisajes: Desarrollo de programas forestales comunitarios, que otorgan medios de sustento y dan empleo a los locales, al mismo tiempo que apoyan los objetivos relacionados con el clima. El proyecto sobre Bosques y Cambio Climático del Banco Mundial en México ayudó a que 1,8 millones de hectáreas sean gestionadas de manera sostenible, y que 1.000 comunidades y ejidos reciban beneficios.
Servicios hidrometeorológicos: Los fenómenos meteorológicos, hidrológicos y climáticos extremos ocasionan el 90% del total de las pérdidas asociadas a desastres en todo el mundo. En Bolivia, el derretimiento acelerado de los glaciares es un claro ejemplo. Las acciones de adaptación al cambio climático tienen el fin de apoyar a la población y buscar que las economías puedan mantener su nivel de bienestar bajo condiciones sistemáticamente cambiantes.
Bonos verdes: El nuevo fondo de bonos verdes (el más grande hasta la fecha), destinado a los mercados emergentes, está expandiendo el financiamiento para inversiones climáticamente inteligentes.
Fijación del precio del carbono: Impulsar medidas climáticas mediante la adopción de políticas eficaces en materia de carbono en todo el mundo. México, Colombia y Chile están avanzando en sus estrategias de fijación de precios del carbono y reducción de emisiones.
Desarrollar sistemas de aprovechamiento de la energía solar.
Energía geotérmica: La única planta geotérmica existente en Sudamérica se encuentra operativa en Chile desde abril de 2017, con una capacidad de 48 MW. El Banco Mundial está apoyando el desarrollo de las tecnologías vinculadas a esta fuente limpia.
Eficiencia energética: En México se han reemplazado 45,8 millones de lámparas incandescentes y 1,88 millones de electrodomésticos obsoletos; la eliminación gradual de las lámparas incandescentes es otra sugerencia por la que se proponen campañas de comunicación, que además redundan en ahorros significativos para la población, y en mejoras en la captura y almacenamiento o destrucción de los gases refrigerantes que agotan la capa de ozono, y una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
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Fuente: http://ciudadnueva.com.ar