La asociación de la delincuencia con extranjeros puede llevar a la generalización injusta y al prejuicio.
Los pánicos morales juegan un papel crucial en la forma en que la sociedad chilena responde al aumento de la delincuencia del crimen organizado, en particular los que son atribuidos o son efectivamente cometidos por ciudadanos extranjeros, incidiendo en los niveles de victimización que en nuestro país llegan, según la 19ª Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (ENUSC, 2022), a un 21,8%, representando un alza en relación a los resultados de los dos años anteriores (2020, 19,2%, y 2021, 16,9%), en medio de la pandemia por Coronavirus, pero menor a los dos años anteriores al encierro sanitario (2018, 25,4%, y 2019, 23,6%), en cuanto a la victimización de los hogares urbanos en el país por delitos de mayor connotación social.
Los procesos de integración y adaptación tanto de quienes llegan a nuestro país y quienes habitamos Chile son complejos, lentos y generan tensiones, y en medio de la exacerbación de un discurso xenofóbico esto suele implicar un mayor desafío para nuestra sociedad. El miedo y la inquietud crecen cuando las actividades de algunos individuos extranjeros se apartan de las normas sociales y culturales aceptadas, además de las normas judiciales que nos hemos dado como sociedad, desencadenándose así reacciones exageradas que dan espacios a discursos de odio y que reivindican mínimos civilizatorios que las sociedades democráticas hemos conquistado, como por ejemplo la ausencia de la pena de muerte. Este fenómeno, lejos de ser único, se ha visto reflejado en una variedad de contextos, abarcando desde delitos comunes hasta desafíos a sensibilidades arraigadas en la cultura e historia del país.
En el caso específico de Chile, la percepción de una amenaza proveniente del crimen organizado extranjero tiende a alimentar estos pánicos morales. La narrativa que se construye alrededor de este fenómeno exagera su magnitud, a menudo centrando la atención en grupos particulares como los jóvenes o los inmigrantes (venezolanos o colombianos), percibidos como potenciales actores de delitos o víctimas de ellos, construyéndose una noción del “otro” distorsionada y estereotipada, que no deja ver al individuo, al ser humano, solo vemos la amenaza potencial. Esta exageración de la amenaza se ve influenciada por una variedad de actores, incluyendo segmentos del gobierno y los medios de comunicación, que en Chile tienen una orientación ideológica mayoritariamente de derecha y muy afín a visiones tradicionalistas y conservadoras.
En el caso específico de Chile, la percepción de una amenaza proveniente del crimen organizado extranjero tiende a alimentar estos pánicos morales.
La relación simbiótica entre los medios de comunicación y la creación de pánicos morales es especialmente relevante en este contexto. Como veremos más adelante, estudios previos realizados en Europa han destacado el papel de los medios, especialmente la prensa, en amplificar y difundir los temores asociados con la delincuencia organizada extranjera. Esta cobertura mediática, en ocasiones hostil, puede fortalecer la credibilidad de ciertas subculturas relacionadas con el crimen organizado, al mismo tiempo que condena públicamente otras. Con esto no queremos ignorar que existen los hechos delictuales de connotación pública, solo queremos resaltar que la caja de resonancia de nuestra sociedad, los medios de comunicación masiva, ayudan a la amplificación de dichas situaciones, excediendo muchas veces el deber ético de información.
Las personas son sensibles a los pánicos morales por varias razones. En primer lugar, los seres humanos tienen una tendencia innata a buscar seguridad y protección, dos pilares fundamentales de la búsqueda de sentido en el día a día, lo que les lleva a reaccionar, en ciertas ocasiones, de manera exagerada ante situaciones percibidas como amenazantes. Los pánicos morales generan un sentido de urgencia y temor, despertando respuestas emocionales intensas en las personas que perciben su entorno como amenazante y ven su horizonte de sentido teñido de incertidumbre social y personal. Además, los pánicos morales suelen estar relacionados con temas sensibles de la sociedad, que en las condiciones en las que hemos descrito se vuelven prioridad, como la seguridad pública, la moralidad y la identidad cultural. Estos temas tienen un fuerte impacto en la percepción de la estabilidad social y personal de cada individuo, lo que contribuye al sentimiento de afectación frente a las narrativas que exageran estas amenazas.
La delincuencia extranjera tiende a percibirse como una amenaza a la seguridad nacional y al orden social establecido. Las personas en Chile suelen asociar la presencia de extranjeros con un aumento de la criminalidad, lo que genera temor y preocupación en la población. Esto ha sido desmentido por estudios como el de Blanco, N., Cox, L. y Vega, V. 2019(1). En este estudio, analizando evidencia entre los años 2006 y 2017, concluyeron que no había relación entre migración y aumento de delincuencia. A pesar de ello, las percepciones negativas sobre la migración han ido en aumento, hecho que han constatado diversas encuestas, como la Encuesta Bicentenario UC(2), que en la medición de 2023 estableció que un 78% de los encuestados piensa que existe un gran conflicto entre chilenos y migrantes. Ese porcentaje ha ido en aumento desde la primera vez que la encuesta consultó sobre el tema en 2017, cuando la cifra era de 38%; en la misma encuesta, un 86% considera que la migración en nuestro país es excesiva y el 78% señala que nunca o casi nunca ha tenido malas experiencias con personas inmigrantes (desacuerdos, tensiones, peleas o conflictos). Aun así, un 47% de los encuestados considera que el creciente número de migrantes hace de Chile un peor lugar para vivir. Esta opinión es más alta en mujeres o personas sobre 55 años de estratos medios y bajos. Finalmente, el 91% de los consultados están de acuerdo con que el aumento de personas migrantes en Chile ha tenido efecto en el aumento de la delincuencia.
Como vemos, la delincuencia extranjera puede ser percibida como una amenaza a la identidad cultural y la cohesión social. La percepción de que los extranjeros están involucrados en actividades delictivas puede alimentar sentimientos de xenofobia y nacionalismo, lo que contribuye al pánico moral en la sociedad. La xenofobia se refiere al miedo, aversión o discriminación hacia los extranjeros o personas de otras culturas. Cuando se estigmatiza a los extranjeros y se les señala como responsables de la delincuencia, se fomenta la percepción negativa y estereotipada hacia ellos, lo que puede desembocar en actitudes y comportamientos xenófobos.
Es importante reconocer que la delincuencia no está determinada por la nacionalidad o el origen étnico de una persona, sino por una combinación de factores individuales, sociales y económicos. Sin embargo, la asociación de la delincuencia con extranjeros puede llevar a la generalización injusta y al prejuicio hacia todos los miembros de esa comunidad. Algo que hace recordar muchos relatos que hablan del mismo trato hacia los chilenos en países donde se advierte sobre conductas delictivas de nuestros connacionales, y se les explica como parte de nuestro acervo cultural.
La relación entre los medios de comunicación y la creación de pánicos morales es especialmente relevante en este contexto. Estudios como el de Stuart Hall sobre el tratamiento del hooliganismo en el fútbol, o el de Sarah Thornton sobre las culturas de clubes, resaltan el papel fundamental de los medios de comunicación, especialmente la prensa, en la amplificación y difusión de estos temores(3). La cobertura mediática hostil puede incluso contribuir a reforzar la creencia de que hay ciertas subculturas asociadas al crimen organizado, mientras que la aprobación de los medios predominantes puede significar su condena pública.
Comprender los pánicos morales es crucial para analizar la respuesta pública ante el aumento de la delincuencia del crimen organizado extranjero en Chile. Estos fenómenos no solo reflejan preocupaciones legítimas de la sociedad, sino que también revelan cómo se construyen y amplifican las amenazas percibidas a través de la interacción entre diversos actores sociales y los medios de comunicación.
(1) Blanco, N., Cox, L. y Vega, V. 2019. “Inmigración y delincuencia: un problema acotado”, en Aninat, I. y Vergara, R. (eds.), Inmigración en Chile. Una mirada multidimensional. Santiago: FCE-CEP.
(2) https://encuestabicentenario.uc.cl/resultados/
(3) Véase S. Hall (1978), ‘The Treatment of Football Hooliganism in the Press’, in R. Ingham (ed.), Football Hooliganism: The Wider Context, London: Inter-Action Imprint; Sarah Torthson Club Cultures. Music, Media, and Subcultural Capital. Blackwell Publishers, 1995, Londres.
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