Todo empieza con un viaje interior

Turismo solidario, una forma de alcanzar la sustentabilidad.

El turismo hoy se encuentra entre las actividades de mayor crecimiento y por ello se la reconoce motor de desarrollo integral. Inclusive se lo estudia como un medio para promover la seguridad y la paz social. Son numerosas las experiencias a nivel mundial que van en esta dirección y crecen año a año.

En América Latina tenemos grandes ejemplos que inclusive pueden ser modelos de desarrollo para otros continentes. Por ejemplo, el programa impulsado en Colombia, “Turismo Paz y convivencia”, que involucra a 132 municipios y busca desarrollar territorios para el turismo, suscitando la construcción del tejido social, generando cadenas de valor y mejorando la calidad de vida de las comunidades anfitrionas.

Esto seguramente nos produce una gran paz y alegría, sabiendo que puede ser un medio para aquellos pueblos y comunidades que hoy sufren por el aislamiento, la falta de oportunidades por conflictos sociales. Personalmente me impulsa a dar un paso más en la promoción de acciones en pos del desarrollo.

El turismo solidario es una forma de alcanzar la sustentabilidad. Una propuesta que, si bien hoy nos presenta grandes desafíos, todo se simplifica frente a la invitación de que nuestro próximo viaje sea una ocasión para hacer nuevas opciones que den la posibilidad a pobladores locales, a prestadores del sector turístico e inclusive a otros viajeros a ser también ellos agentes de un cambio, aportando con sus elecciones en el desarrollo integral de las personas y de los territorios visitados.

¿Cómo? Partimos de hacer un primer viaje: “un viaje interior”, donde las cosas que elijo consumir son aquellas que aseguran resguardar ante todo a las personas que viven allí y sus entornos. Partiendo de esa premisa, el turismo solidario nos propone conocer y prepararnos un tiempo que pocas veces logramos hacernos al emprender un viaje. Como viajeros llegamos directamente a un destino o también podemos ir a una empresa de viajes. Revisando la cadena de valor turística y mirando desde la visión del turismo solidario concebido como una forma de alcanzar la sustentabilidad, esta forma de hacer turismo no pasa por comprar un viaje que dentro de sus propuestas incluye actividades solidarias sino, por el contrario, es transversal a la empresa, porque en el trayecto de cada viajero se busca no dejar de integrar las prácticas solidarias y la visión de sustentabilidad en todas sus dimensiones, sin descuidar el rol que juega cada uno de los actores que intervienen.

El turismo solidario es un espacio donde se establecen relaciones entre personas y entre las personas con la naturaleza. El “encuentro con un otro” es el punto central. Allí no estamos solos. Si bien podemos imaginarnos en soledad en un entorno natural, siempre nos exigirá estar vinculados de alguna manera. Ese vínculo entre el viajero y las realidades culturales y naturales es algo fascinante y puede ofrecer un aporte enorme al bien común.

El viaje inicia con ese viaje interior que busca asegurar ante todo el “bien común” y no un “bien individual”. Esto exige respuestas que involucran la responsabilidad, la justicia, la solidaridad y esperan como resultado la inclusión, el desarrollo humano integral, generar trabajo, cuidar la casa común.

Nuevas formas de turismo surgieron hace unos 30 años, con nuevos nombres: “turismo responsable”, “turismo comunitario” y más tarde “turismo solidario”, “turismo justo”. Respuestas a graves problemáticas que devastan los recursos naturales, al mal comportamiento de viajeros inducidos muchas veces por propuestas de empresas de viajes y prestadores de servicios locales.

* Nota: Artículo publicado en la edición Nº 605 de la revista Ciudad Nueva.

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Fuente: http://ciudadnueva.com.ar

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