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El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, da marcha atrás en su política de aislamiento del Papa Francisco, y ahora reclama una audiencia con el Pontífice en el Vaticano, con motivo de la cumbre del G7 que tendrá lugar los días 26 y 27 de mayo en Taormina (Sicilia).
Con apenas un mes de antelación, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, subrayó que se pondrán en contacto con la Santa Sede para tratar de programar un encuentro. Un encuentro que Roma está dispuesta a aceptar… si es que finalmente Trump da el paso oficialmente.
“A fines de la semana pasada no habíamos recibido una solicitud oficial de audiencia, pero si la recibimos, seguramente será acogida”, subrayó ayer el portavoz del Vaticano, Greg Burke, quien añadió que el Papa no tiene previsto ningún viaje al exterior a finales de mayo, con lo que permanecerá en Italia.
A cinco semanas de la cumbre del G7, la Casa Blanca aún no ha solicitado formalmente el encuentro. Es práctica habitual que los líderes mundiales soliciten audiencia con el Papa con meses de antelación, aunque en este caso es prácticamente seguro que Bergoglio no perderá la ocasión de encontrarse, cara a cara, con el presidente de los Estados Unidos.
Un encuentro que, de darse, supondría confrontar dos modelos de construcción de la sociedad global, especialmente en lo tocante al cambio climático, el capitalismo salvaje, la lucha contra la pobreza o la solidaridad con refugiados e inmigrantes.
“El Papa Francisco siempre está disponible para recibir a los jefes de Estado que lo soliciten”, declaró monseñor Angelo Becciu, sustituto de Asuntos Generales de la Secretaría de Estado, uno los diplomáticos más cercanos a Francisco.
Barack Obama se reunió dos veces con el Papa Francisco, una en el Vaticano en 2014 y otra durante el viaje del Pontífice a Estados Unidos en 2015. Obama también fue recibido en el Vaticano por el antecesor de Francisco, Benedicto XVI, en 2009.
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Fuente: www.periodistadigital.com/religion
