En Ucrania son las armas las que hablan. La noche del miércoles, las fuerzas rusas atacaron la ciudad de Nikopol, a orillas del río Dnepr y no lejos de Zaporizhzhia. No se registraron víctimas, pero sí daños en edificios y en las líneas de electricidad y gas. La operación provocó la interrupción del suministro de energía en toda la zona. Mientras tanto, Moscú afirma que hará todo lo posible “para intentar invertir la suerte de la guerra o al menos retrasar la derrota”, pero, según el Presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, es necesario “interrumpir este escenario”, porque “cualquier intento de nueva ofensiva debe fracasar”. De hecho, según fuentes de inteligencia ucranianas, Rusia pretende continuar la guerra, en invierno, con operaciones ofensivas desde el este o el norte. En esta situación, hay expectación por conocer el resultado de las conversaciones telefónicas del presidente turco Erdogan con los jefes de Estado ruso y ucraniano, Putin y Zelensky, en las que hasta ahora nadie ha sido capaz de negociar eficazmente al menos un alto el fuego.
Según fuentes de inteligencia ucranianas, Rusia pretende continuar la guerra, en invierno, con operaciones ofensivas desde el este o el norte.
PRÓXIMA REUNIÓN EN LA ONU
Mientras tanto, se agrava el número de víctimas mortales del ataque ucraniano del martes contra el centro de entrenamiento ruso de Makiivka. Los soldados muertos, según el Ministerio de Defensa de la Federación Rusa, citado por Tass, son 89. Entretanto, la crisis ucraniana volverá a estar sobre la mesa del Consejo de Seguridad de la ONU en una reunión convocada para el 12 de enero, mientras que el ministro italiano de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, calificó de prematuro “enviar nuevas armas a Kiev”, como pide el presidente ucraniano. Mientras tanto, las fuerzas armadas rusas y bielorrusas prorrogaron sus maniobras conjuntas hasta el 8 de enero. Las operaciones están en curso desde el 29 de abril, es decir, desde hace 36 semanas.
Fuente: www.vaticannews.va / Imagen: Pexels.