Un camino de inclusión e integración en Italia

El proyecto Comunidades de Hospitalidad, permite a las instituciones religiosas hospedar a refugiados, tanto familias como personas solas que acaban de salir de los centros de recepción.

En respuesta al llamamiento del Papa Francisco para que las congregaciones religiosas acogieran a refugiados en 2013, el Centro Astalli, del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) Italia, desarrolló un proyecto innovador para acompañar a los refugiados durante las últimas etapas de su integración.

El proyecto Comunidades de Hospitalidad, permite a las instituciones religiosas hospedar a refugiados, tanto familias como personas solas, que acaban de salir de los centros de recepción.

Después de abandonar dichos centros, los refugiados se encuentran en una etapa muy delicada del proceso de integración: hablan italiano, tienen documentos legales y están en condiciones de desarrollar una autonomía total, pero es posible que aún necesiten algún tipo de apoyo.

En este contexto, las instituciones religiosas y congregaciones que les acogen pueden actuar como la última línea de apoyo, proporcionándoles alojamiento, comida, compañía y otros servicios, mientras sus invitados pueden centrarse en seguir construyendo su propia autonomía económica y social en Italia. Se trata de encontrar un equilibrio entre dar ayuda y dar espacio para que el individuo pueda crecer.

“La vida en un centro de recepción no es fácil; sin embargo, ahora nos sentimos como en casa, acogidos y tenidos en cuenta. Mis hijos también se sienten felices, y hemos dejado atrás todas las dificultades del pasado”, dice Patience, quien fue acogida por la Congregación de las Religiosas de Jesús y María (RJM) junto con su esposo, Boukare, y sus jóvenes hijos.

La hermana Marta de las RJM siente lo mismo con la experiencia: “Para nosotras, este ha sido un trabajo real, especialmente tener a los niños por aquí cada mañana… Ha sido una oportunidad para abrir los ojos, conocer otra realidad, compartir quiénes somos y lo que tenemos, y comprender que abrir la puerta de nuestro hogar es la cosa más hermosa que hay”.

A finales de 2017, más de 200 refugiados habían sido recibidos por más de 30 instituciones religiosas en toda Italia. Estos refugiados provenían de más de 25 países diferentes, incluidos Senegal, Siria y Afganistán.

La naturaleza interconfesional e intercultural del programa conlleva que las instituciones de acogida y sus huéspedes construyan una cultura del encuentro: se acercan mutuamente, facilitando el diálogo y la amistad, compartiendo la vida cotidiana con personas que, en muchos sentidos, son diferentes las unas de las otras.

A Iréne, una refugiada de la República Democrática del Congo, la vida cotidiana con las Misioneras Mercedarias de Berriz le permitió conocer a su futuro esposo. Ahora, está casada y espera un hijo.

“Creo que nos contagió su felicidad… y cuando vino y dijo que para ella éramos su familia, fue realmente conmovedor… Creo que todas deberíamos emocionarnos por eso”, dice la hermana María, que inmediatamente añade: “Ahora estamos esperando al nieto… él es nuestro nieto, ¿verdad? Por supuesto”.

Mediante Comunidades de Hospitalidad, alimentamos a las familias, las apoyamos, las ayudamos a crecer e incluso las creamos. Este es el entendimiento mutuo y el intercambio de experiencias que promueve este proyecto que continuará creando comunidades inclusivas y seguras abiertas para acoger, proteger, promover e integrar a los refugiados.

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Fuente: http://es.jrs.net

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