Un país más viejo y más enfermo

Sr. Director:

Es prácticamente inevitable, como ya lo han señalado públicamente diversas personas preocupadas por el descenso de la natalidad en Chile, es que seremos un país con un elevado porcentaje de viejos enfermos y pobres antes de lograr el desarrollo. La tasa de fertilidad en 1990 era de 2,6 hijos por mujer, y su reducción a 1,4 hoy (y bajando), unido al aumento en la esperanza de vida, es un cambio copernicano en tan solo treinta y cuatro años.

Por ende, intentar aumentar la natalidad es una medida indispensable, aunque mas no sea para volver a la tasa de reemplazo de 2,1 hijos por mujer, que es la que asegura la estabilidad de la población. Por ahora, bendita inmigración (de quienes vengan a contribuir al país). Pero hay otra política indispensable: elevar la edad de jubilación. Cuando se determinó que esta era de 65 años para los varones y 60 años para las mujeres, la esperanza de vida era fácilmente una década menor.

Sea por mecanismos de jubilación del tipo reparto colectivo, o de ahorro individual, con o sin pensiones solidarias (pagadas con nuestros impuestos), el hecho inevitable hoy es que cada año tendremos a menos jóvenes y adultos sanos trabajando para mantener a más adultos viejos y enfermos. Por ello, trabajar unos años más no será solamente una decisión individual, sino que será prácticamente una obligación, para evitar una verdadera catástrofe previsional.

Mario Waissbluth

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