“Los asesinatos de los sacerdotes responden al clima de violencia que se vive en este momento en el país. No creo que correspondan a un ensañamiento contra la Iglesia”: lo explica en esta entrevista el padre Manuel Corral, Responsable de las Relaciones Iglesia–Estado de la Arquidiócesis Primada de México.
“No es un ensañamiento contra la Iglesia católica y menos contra los sacerdotes”, la violencia en México es “causa una situación endeble y endémica en la procuración y en la impartición de justicia”. Así responde el padre Manuel Corral, responsable de las Relaciones de la Iglesia con el Estado mexicano, de la Arquidiócesis Primada de México, a la cuestión sobre los asesinatos de sacerdotes católicos, dos la semana pasada, uno en esta semana.
Tal como él mismo explica, en una democracia que vive un periodo de transición, con el pasaje de un régimen más bien casi represivo a uno permisivo, que ha dejado como consecuencia una especie de vacío en el que instituciones —incluso la misma justicia— se han ido “acomodando”, es donde se presenta la situación de violencia actual, fruto marchito, además, de una corrupción en todos los niveles de la justicia.
Y aunque “el sistema judicial es independiente —señala el padre Corral—, con las situaciones de compra de voluntades, en esta transición, se ha agudizado la violencia en el país, a causa, precisamente, de los vacíos en la procuración e impartición de la justicia”.
En un escenario de este tipo es fácil que la cadena de mando se corroa en sus diversos niveles: a modo de ejemplo con los policías, muchos de los cuales “están metidos en corruptelas muy grandes”, con realización de denuncias que no proceden por defectos de forma, con la consecuente imposibilidad de convalidación del expediente por parte del juez por lo antedicho.
Además de la corrupción, otra de las cuestiones que hacen parte de este cóctel explosivo es, precisamente, el abuso del alcohol. Y es que en este panorama donde el clima de descontento y de desconfianza hacia el otro es latente, el vacío de la justicia “a veces coincide con que las personas que están tomadas”.
Y entonces no es de extrañar “que venga uno con una pistola —dice el P. Manuel Corral—, muy fácil de conseguir en México, y le dé dos tiros, o porque ‘no me cumplió’, o porque ‘no hizo lo que yo quería que hiciera’”. “Eso es muy común”. “Estas personas no tienen miedo, porque en un momento determinado a los jueces se les puede —no en todos los casos aclara el sacerdote— sobornar”. “Y así —cita el padre Manuel en la voz de lo que es una realidad dramática— ‘qué importa que te mate, tanto ni a la cárcel voy’”.
“Ese es el gran problema, y así es como llevamos ya tantos muertos, más de 27 mil en este decenio, y los sacerdotes no estamos exentos de estas violencias”. “Con la reserva de que hay casos aislados, en que también algunos padres —hay que decirlo— no están en buenos caminos”.
—¿Por qué esta “normalización” de la violencia? ¿Tiene que ver con el narcotráfico, con los vacíos legales, con el clima político, con la destrucción del tejido social?
“Creo que con todos estos factores que usted menciona. Primero, el tema de narcotráfico, un cáncer que se ha extendido a nivel nacional y que compra voluntades, con el dinero que roban de secuestros, con el dinero del mismo tráfico de drogas”.
“Por otro lado hay una descomposición social muy grande: está el individualismo – secularismo exacerbado en donde todo está centrado en el hombre, y en donde por cualquier cosa que me perjudique o que no vaya de acuerdo con los intereses que yo tengo, pues, denigro, pataleo y exijo derechos que no me corresponden. Es el aspecto de la degradación del tejido social, en donde la persona se pone en el lugar de Dios”.
“Y, por otro lado, no se atiende como antes a las necesidades concretas que tenía la familia. La misma desintegración familiar que vivimos tan fuertemente en México contribuye a estos procesos violentos que se viven en la sociedad, como por ejemplo las amenazas de los muchachos de la escuela a los maestros. Los maestros ya les tienen miedo. Esto es parte del problema de procuración e impartición de justicia: no hay respeto al estado de derecho y esto va generando estos deterioros, lo que, sumado a la falta de valores, hace que la persona hoy no valga nada y se la pueda matar por 20 dólares”. Porque “hay matones que son contratados por 20, 25 dólares, y son capaces de matar a quienes les digan. Es una cosa terrible. Vivimos una situación de inseguridad, la gente tiene mucho miedo. Hay asaltos en los autobuses, en el metro, en las calles, a plena luz del día, en las habitaciones. Hay una sensación de inseguridad en la sociedad”.
—¿La ausencia del estado de derecho es a causa de la corrupción?
“Tenemos leyes muy buenas, pero no se aplican. La ausencia del estado de derecho se da por muchas razones, la mayor de ellas es la corrupción. Porque si tú tienes dinero, puedes comprar la voluntad de los jueces. Esa es una de las situaciones que más lastran a la sociedad, y la gente está muy molesta por ello, porque el que tiene dinero puede llevar adelante los casos que quiera, mientras que el pobre no tiene la posibilidad. Creo hoy el mal endémico de México es la corrupción. De hecho, los candidatos, el lunes 23 de abril, debatieron sobre la inseguridad y la corrupción, que es lo que a la población nos preocupa”.
—El primero de julio se llevarán a cabo las elecciones en México. ¿Cuál es el clima político y social que se vive en este momento?
“Hay un hartazgo de la gente”. “En este momento este hartazgo de la gente lleva a quien ha estado haciendo campaña ya desde hace 18 años —Andrés Manuel López Obrador—, pues, a una ventaja considerable ante los demás candidatos”.
“Sin embargo vemos que la misma gente está decepcionada de la democracia, porque se ha convertido en una así llamada ‘partidocracia’, debido a que la democracia es rehén de los partidos: ellos son los que ponen las leyes y realizan los repartos de los presupuestos para los mismos partidos. Entonces la gente, a pesar de que vota y deposita su confianza en sus representantes, después se ve de alguna forma traicionada, porque las promesas que se hacen en las campañas al final no se cumplen, o se cumplen a medias. Y eso es lo que decepciona a la gente a la hora de votar. De hecho, las votaciones en México son de muy baja participación. Las últimas, fueron bastante buenas, con una participación del 62%, pero siempre las elecciones intermedias son de un 42, 43%, lo que demuestra que no hay mucho interés”.
“El clima social que se vive es de confusión. La mayoría de la gente no sabe por quién votar, hay un 40% de indecisos. Estamos en ese clima de ver qué va pasar, porque el que más ha prometido ha sido Andrés Manuel López Obrador, quien, sin embargo, no dice cómo va a resolver los problemas. Y la gente más que votar por el proyecto político, vota por hartazgo de lo que los otros partidos no han logrado hacer”.
—Según usted, ¿cuán importante es realizar una pastoral de acompañamiento en el proceso de discernimiento de cara al voto próximo?
“En cada proceso electoral la Conferencia del Episcopado Mexicano, a través de la Pastoral Social, lleva a cabo, además de orientaciones, talleres para preparar a la gente para poder discernir y tener un voto razonado. Esto se realiza con más énfasis en este periodo porque los procesos electorales de este año son muy complejos. Lo que han buscado es que haya una mayor conciencia a nivel de parroquias, informando a la gente”.
“Por otro lado realizamos un gran acompañamiento a las personas que buscan los mismos criterios y principios de la Iglesia, que son el tema de la familia, la defensa de la vida, temas que nos preocupan mucho y sobre los cuales los candidatos, a excepción de uno, no se han definido”.
“Lo que hacemos en la pastoral es informar a la gente y orientarle al voto razonado: que la gente piense por quién tiene que votar, orientada hacia quienes defienden los valores de la familia, del matrimonio heterosexual, aquellos que defienden la vida. Y esto no solo en relación a los candidatos a la presidencia, sino también en relación a los diputados y senadores. Es lo que estamos inculcando dentro de lo que la ley nos permite, porque tenemos una ley bastante restringida, a saber, el ministro de culto no puede, y menos desde el púlpito, hablar de estos temas. A nivel privado y a nivel personal lo puede hacer, pero no como ministro de culto. Sin embargo, nuestros laicos, muy preparados, lo pueden hacer sin ningún empacho y de hecho lo están haciendo, en favor de quienes defienden la vida, en favor de quienes defienden el matrimonio entre hombre y mujer y los temas que la Iglesia maneja desde siempre”.
Un deseo es “tener elecciones en paz, que haya participación, porque si la gente participa en este ámbito electoral masivamente, podemos, también por la parte de los temas de la Iglesia, hacer que se reviertan los números. Las políticas de los candidatos que llevan la delantera no favorecen las propuestas de la Iglesia, y por ello estamos invitando a que la gente participe, porque es importante para el futuro del país, y sobre todo para llevar adelante los proyectos de evangelización y lo que el mismo Papa nos viene pidiendo”.
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Fuente: www.vaticannews.va